DIRECCIÓN
Y SENTIDO DEL HUMOR
Por: Laura Alejandra Mata
Amezcua
Posiblemente
todos tenemos en mente la imagen o estereotipo del hombre o mujer directivo.
Ese patrón no es precisamente el ideal, sino el que todos conocemos.
Parece
ser que el rol directivo va vinculado a seriedad, rigor, eficacia,
productividad, orden, control y otras cualidades por el estilo, pero ¿y el
humor? ¿Es incompatible con la función directiva?
Margaret
Thatcher decía que "lo de tener poder es como lo de ser señora. Si tienes
que recordárselo a la gente, malo".
Lo
mismo podríamos aplicar al sentido del humor (lo de tener sentido del humor es
como lo de ser señora, si tienes que recordárselo a la gente, malo).
No
debemos asociar tener sentido del humor con ir contando chistes a todas horas o
imitando a nuestro cómico favorito por los despachos, ni pretender ser
graciosos continuamente. Es más bien una actitud positiva ante las
cosas.
Una
forma diferente de contemplar la realidad que nos rodea. Ver los problemas
desde otra perspectiva que nos ayude a encontrar soluciones más creativas.
Ya
de pequeños nos acostumbran a que reír es malo y la seriedad buena.
"Aprende de tu amigo Jorge. Mira qué serio y formalito es. A este paso, no
serás nada en la vida”.
El
humor nos ayuda a crear ambientes más relajados y favorecedores para la
solución de conflictos y el establecimiento de una comunicación más fluida.
El
sentido del humor nos ayuda a soportar la excesiva carga de trabajo y nos
protege, en cierta medida, contra el estrés.
Son
muchas las empresas que empiezan a valorar en sus procesos de selección de
directivos el sentido de humor. Y esto no es algo nuevo o una aparente moda
pasajera. Henri de Mondeville (1260-1320), profesor de cirugía, era consciente
de que el humor favorecía la recuperación de sus pacientes y procuraba
mantenerlos alejados de preocupaciones.
El
humor es una excelente medicina y una extraordinaria terapia. Contribuye a
reducir la tensión, la ansiedad y, por supuesto, la depresión.
Por
lo tanto, como podemos comprobar, todo son ventajas. Y lo mejor de todo: es
gratis. No supone ningún costo para la empresa.
La
utilización del humor con nuestros empleados puede ser una técnica más eficaz
que muchas técnicas de motivación conocidas.
Estamos
acostumbrados a trabajar, en general, en ambientes de trabajo hostiles, donde
la risa va asociada a pérdida de tiempo. Pocas cosas habrán tan agradables como
comprobar que tus empleados están a gusto en sus puestos de trabajo.
Si
pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en el trabajo, ¿por qué no hacerlo más
agradable? Por supuesto aplicando el "reírse con" en lugar del
"reírse de".
Recuerdo
hace ya varios años una ocasión en la que estaba impartiendo un curso sobre el
Plan de Marketing. En un momento determinado de la clase (he de reconocer que
el más teórico) uno de mis alumnos me preguntó:
–
Disculpa ¿puedo contar un chiste?
–
¿Cómo? –pregunté algo desconcertado.
–
Es que veo que necesitamos un poco de diversión. Y me acabo de acordar de un
chiste que me han contado hoy muy bueno. Si me dejas explicarlo, prometo no
interrumpirte más.
–
Pues, adelante –indiqué.
El
alumno contó su chiste. Rieron. Y la clase continuó en un tono mucho más
favorecedor del aprendizaje que tres minutos antes.
He
de decir que el promedio de edad de los asistentes rondaba los 30 años.
Nuestras
empresas son importantes. También lo son nuestros clientes y, sobre todo,
nuestros clientes internos, los empleados. Apliquemos y usemos adecuadamente el
sentido del humor con todos ellos, y nuestro trabajo será más agradable.
"Nada
se resiste ante un ataque de risa" (Mark Twain).
"La
vida es una tragedia si se contempla de cerca, pero una comedia si se contempla
desde cierta distancia y en un plano más general de conjunto" (Charles
Chaplin).
"La
vida es demasiado importante como para tomársela en serio" (Oscar Wilde).
Hace
poco una de mis hijas (de siete años) me comentó que le gustaría viajar a
China, que era la ilusión de su vida. Cuando le pregunté el motivo de esta
decisión, me contestó que quería ir a la China porque era el país de las Barbies.
–
¿De Barbies? ¿Y por qué dices eso? –le pregunte.
–
Pues porque en todas las Barbies que tengo, ponen "Made in China".
(Juro
y prometo ante quien sea que esta es una anécdota auténtica y no un chiste) .
Les
invito a que apliquen el humor en su trabajo cotidiano, y dentro de unos meses
reflexionen sobre el impacto positivo que ha tenido en sus vidas y en la de sus
colaboradores.
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