Hace muchos
años que el universo se formó y con él muchas cosas, desde las más pequeñas y
minuciosas hasta las más grandes y complicadas. Dentro de esa creación surgió
el ser más impresionante e incomparable con las demás cosas creadas, este fue,
el hombre. Una de las grandes cualidades
que diferencia de los demás seres y cosas creadas es la capacidad que este
tiene de pensar y de sentir.
El hombre
es muy complejo ya que dentro de él existen diferentes aspectos que lo hacen
ser así. El individuo ha evolucionado y llegado a desarrollar su pensamiento
formando conocimientos que favorecen el bienestar de una vida mejor.
Hoy quiero
enfocarme especialmente a uno de estos aspectos que considero uno de los más
importantes para la vida del hombre. Este es el desarrollo de las nociones
temporales. Debido a que el hombre es tan complejo, en su mente se desarrollan
diferentes procesos que ayudan a comprender lo que pasa en su misma vida diaria
como en la vida de los demás, formando así una serie de conocimientos que le
ayudan a entender el tiempo.
Dentro
del proceso de de la adquisición de nociones temporales se abordan pequeñas
divisiones que a la vez conforman una totalidad en el hombre. La primera es el
reconocimiento del tiempo personal
que se refiere a lo individual, significativo, vivencial y que no es
comunicable porque es de cada persona. Después viene el tiempo convencional, es
aquí donde se encuentran las medidas de tiempo.
Finalmente el tiempo histórico, este es un tiempo colectivo que es comunicable
pero muchas veces poco significativo. Dentro de este entra la cronología que se
refiere al orden y la duración, la causalidad que es el hecho histórico que
provoca otro, enseguida la continuidad
que es la que sincroniza, es decir que son acontecimientos que se repiten más o
menos al mismo tiempo; posteriormente está la diacrónica que son
acontecimientos que se repiten en diferente tiempo.
No obstante, la noción y organización
temporal son conceptos difíciles de asimilar por los niños. Es decir que la
adquisición de una visión clara del tiempo es un proceso lento y paulatino que
abarca desde las primeras interpretaciones del día y la noche, el antes y
después así como el ayer, el hoy y el mañana, hasta la compresión de la
dimensión de temporalidad, usando conceptos más complejos como los días de la
semana, los meses, los años y, por último, las horas.
En este proceso de la adquisición de la
percepción de la temporalidad se involucran otros dos aspectos que son: por un
lado el orden que se refiere a la forma de entender la distribución y sucesión
de hechos y cambios que ocurren. Por otro lado la duración que forma el aprendizaje del tiempo físico con
sus medidas, estas medidas son las horas, los días, las semanas, los meses, los
años, etc.
La evolución de temporalidad en los niños
es un aspecto progresivo y natural que todo ser humano tiene que pasar. A
continuación se dará un pequeño panorama de lo que se va adquiriendo a lo largo
de la vida en las siguientes etapas:
Antes del año el niño empieza acercarse a
lo que es el tiempo ya que lo primero que este sentirá serán sensaciones
vitales que le hacen reconocer la temporalidad como es el hambre, el sueño e incluso el cambio de pañal. Es decir que de 0 a 2 años: la percepción temporal
se asocia a las necesidades biológicas. El niño adquiere conciencia de las
nociones básicas de mañana, tarde o noche en función de sus tiempos de sueño o
alimentación.
Al año se empieza a estabilizar las
series, no obstante, estas siguen siendo subjetivas. Es capaz de anticipar
sucesos a partir de antecedentes ya conocidos, reconoce que cada acción posee
su propio tiempo. El sentido de pasado, presente y futuro es muy difuso y sus
acciones son inmediatas.
Cuando tiene dos años anticipa un futuro
próximo, es decir, que nace un cierto sentido de pasado, presente y futuro. En
esta etapa aún no existe ningún tipo de subdivisión o estructura interna.
Se
considera que a los tres años tienen cierto conocimiento de ritmos cotidianos. A
los cuatro años en su mente hay subdivisiones, va aprendiendo a conjugar las
distintas formas de los verbos (no precisamente sabe que lo está haciendo), es
capaz de organizar el horizonte temporal además puede hacer ritmos diarios en
secuencias ordenadas.
En la etapa de los cinco años empieza a
existir en la mente del niño el ayer y el mañana, anteayer y pasado mañana.
Ordena las cosas en dentro de este pasado y futuro, además que empieza a
interesarse por el futuro no inmediato,
sin embargo, aún no concibe el tiempo como algo continuo y objetivo. A los seis
ubican el ayer y el mañana. Se pude
decir entonces que de 2 a 6 años:
el niño comienza a entender las nociones de velocidad (lentas y rápidas) e
inicia la clasificación de acontecimientos en orden de sucesión.
Cuando tiene siete años existe un dominio
considerable de los sistemas temporales convencionales, su capacidad se empieza
a desarrollar para hacer operaciones matemáticas, además empiezan a comprender
el concepto de número.
Cuando llegan a los ocho años poseen un
dominio de sistemas temporales, saben calcular cuántas horas pasan y ordenan diversos
hechos relacionados con el curso. Una vez que llegan a los nueve años el niño
ya conoce los meses, sabe cuántos días hay en este y conocen que pasó en ese
tiempo.
Los de diez años identifica los meses y
sabe decir lo que pasó hace un mes, lo que está pasando y lo que pude venir.
También sabe identificar las estaciones del año. En la etapa de los once años
además de ubicar las estaciones del año sabe en qué momento ocurren.
El niño de doce años conoce cuantas horas
tiene un día, cuántos días tiene un mes, sabe lo que es un año y es capaz de
realizar operaciones complejas con el tiempo. A los trece años puede hacer
equivalencias horarias en diversos lugares del planeta. Y a los catorce años
conoce el tiempo estelar, no obstante sigue desconociendo aspectos temporales
de carácter convencional.
Es muy importante lo antes mencionado porque
si realmente se ha logrado este proceso en el niño es fácil entender las
nociones temporales, pero si de lo contrario no se han adquirido bases firmes y
fuertes será muy difícil entender los cambios históricos que ha habido porque
aún no se ha formado ese sentido de noción temporal.
Considero que es muy importante que seamos
conscientes de la importancia de la adquisición de las nociones temporales ya
que si no es así nunca se podrá llegar realmente a la comprensión de la
historia y los futuros niños estarán igual que muchos de las generaciones
actuales sin comprender y asimilar el pasado que forma parte de nuestra
historia.
Pienso que en la medida en que se tome la
importancia que tiene el conocer y reflexionar acerca de este aspecto se podrá
llegar muy lejos. Es necesario pues que nosotros como futuros docentes
busquemos las maneras de hacer que se entienda,
comprendan y adquieran las nociones temporales respetando el proceso de
cada etapa pero poniendo todo lo que este de nuestra parte para poder lograrlo.
ME ENCANTA ESTE TEMA, PERO CREO QUE TOMARLA JUNTO CON ESPACIALIDAD ES MUCHO MEJOR YA QUE CASI SE DESARROLLAN A LA PAR O AMBAS SON MUY NECESARIAS EN HISTORIA PORQUE DE VERDAD MUCHOS NOS CONFUNDIMOS EN HISTORIA POR FALTA DE ELLAS :D ME GUSTÓ TU TRABAJO ANA
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