EMPRESAS FAMILIARES… la
oportunidad de negocio al estilo mexicano.
Por: Laura Alejandra Mata
Amezcua
En América Latina, 9 de cada 10 empresas son familiares, 2 de cada 3
fracasan. En México, más del 87% de las empresas son familiares, 8 de cada 10
empresas mexicanas mueren antes de los 2 años de vida. ¿Sabes por qué fracasan
y qué podemos hacer para lograr su permanencia?
Entendemos por empresa familiar aquel negocio cuya propiedad pertenece
–en su totalidad o en su mayoría- a miembros de una sola familia. Es importante
señalar que en este tema, el concepto “familiar” se extiende más allá de la
consanguinidad y aplica también a los cónyuges.
La empresa familiar se caracteriza porque sus miembros trabajan en
equipo y tienen lazos fuertes. Este tipo de negocios, suele endeudarse menos
que los que no son familiares; generalmente cuentan con gran liquidez (incluso
al grado de sobrecapitalizarse y mantener dinero en “stand by”). Es menos
burocrática a la hora de tomar decisiones, más flexible, adaptándose de forma
más rápida a los cambios del entorno. Los miembros de una empresa familiar
suelen resolver sus problemas internamente y sólo en contadas ocasiones
recurren a la asesoría externa formal.
Los integrantes de las familias se “ponen la camiseta” y adoptan una
visión de largo plazo durante el arranque del negocio; sacrifican algunas
comodidades durante los inicios, con la esperanza de obtener ganancias. De esta
forma, la empresa puede capitalizarse y los recursos se reinvierten logrando
crecimientos.
La lealtad, el compromiso y la dedicación al negocio son mucho más
profundos y están más arraigados en la empresa familiar que en la empresa
tradicional. Esta realidad, por sí sola, debería darle a este tipo de negocios
un éxito rotundo y desde luego, permanencia. Sin embargo, hoy por hoy, no es
así.
Si la empresa familiar cuenta con tantos atributos positivos, ¿por qué
tan sólo 1 de cada 3 empresas logran pasar exitosamente a la siguiente
generación?
Factores de fracaso en una empresa familiar
A continuación se enlistan algunos factores que suelen “matar” a la
empresa familiar:
Falta de planeación. La falta de una planeación formal de largo plazo, con estrategias y
objetivos claramente definidos en cuanto a tiempos, cantidades y personas
responsables.
Solidaridad. La delegación de autoridad, de responsabilidad y de manejo de los
recursos, suele centralizarse en una persona hasta el último minuto, en vez de
capacitar y entrenar al sucesor mediante una correcta delegación y la confianza
de involucrarlo en la toma de decisiones cada vez más trascendentes para el
negocio.
Mezcla de roles familiares y
profesionales. Se trasladan los roles
familiares al ámbito profesional, cerrando así la posibilidad de conocer a los
miembros de la familia desde otro ángulo o perspectiva: el primogénito de la
familia sigue siéndolo en el negocio, tenga o no, las cualidades y el liderazgo
necesarios para manejarlo. Las mujeres ocupan puestos secundarios aun y cuando
estén preparadas para asumir nuevos retos, responsabilidades mayores e incluso
el liderazgo total. Lo anterior provoca que existan diferencias entre hijos e
hijas, difíciles de enmendar más adelante.
Control inapropiado. En aras de conservar el control total de la empresa, no se invita a
socios externos. Todos los puestos de trascendencia son ocupados por miembros
de la familia, aun y cuando éstos no estén del todo capacitados para
ejercerlos.
Toma de decisiones
inapropiadas. Se carece de un consejo o de
una figura legal en donde se discutan formalmente asuntos importantes y se
tomen decisiones grupales. Las decisiones generalmente son emocionales más que
racionales, tienen poco sustento financiero, contable y carecen de conocimiento
del mercado.
Carencias administrativas. En las micro y pequeñas empresas, la falta de sistemas administrativos
estandarizados, de personal capacitado y una asignación ineficaz de los recursos,
coadyuvan a su fracaso.
Todos estos problemas, tienen solución, por lo que se sugiere:
Conocer y familiarizarte con los factores que ocasionan el cierre de las
empresas familiares.
Identificar y reconocer cuáles de esos factores afectan o podrían
afectar a tu empresa.
Tener una absoluta disposición para elaborar –en familia- las
estrategias de sucesión que garanticen la vida y permanencia del negocio y
llevarlas a cabo. En este punto, se debe incluir que es muy importante discutir
abiertamente el tema de la sucesión, ¿cómo se llevará a cabo?, ¿cuándo?
Contar con foros formales para la toma de decisiones: el consejo de
administración y el consejo familiar son dos órganos que nos ayudan a
profesionalizar el negocio, proporcionando un canal de comunicación objetivo y
empresarial.
Separar las cuestiones laborales de las emocionales. Por el bien de
nuestra empresa familiar, no podemos tomar decisiones basadas en cómo nos
sentimos con un miembro de la familia.
Asignar las funciones, responsabilidades, sueldos y prestaciones de
acuerdo con las capacidades y aptitudes de cada persona y no con su jerarquía
familiar. De preferencia, te recomendamos utilizar tabuladores de sueldos para
hacerlos más justos.
Si no se cuenta con el familiar adecuado para ocupar un puesto de
relevancia, se debe tener la apertura suficiente para contratar a un empleado
externo, quien seguramente resultará muy útil para la empresa familiar, al
aportar ideas nuevas y distintas, ayudando además, a dar objetividad a los
problemas y una nueva visión para encontrar soluciones.
Profesionalizar las distintas áreas del negocio y los procesos internos:
elaborar y compartir estados financieros y contables para su análisis y
discusión; hacer descripciones de puestos y los perfiles adecuados para
ocuparlos; contar con reglamentos de trabajo; estandarizar sistemas de
prestaciones y tabuladores de sueldos, y definir cómo se realizarán las
promociones de puestos.
Si un miembro de la familia no quiere trabajar activamente dentro del
negocio familiar, buscar otras formas de participación en la sociedad. No hay
que olvidar que la finalidad es conservar el control de la empresa, es decir,
el capital accionario. La propiedad del negocio es distinta a la operación del
mismo. Es importante respetar a los miembros de la familia que no deseen
emplearse directamente en el negocio familiar, pero que sí están dispuestos a
participar como socios no activos.
Ahora ya lo sabes: para que tu empresa familiar sea competitiva y logre
permanecer en las manos de las siguientes generaciones, es necesario
profesionalizarla pero sin dejar a un lado las ventajas que nos ofrece el que
sea de tipo familiar.
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