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viernes, 8 de marzo de 2013

El humanismo en la educación



 José Manuel Villalpando, en su Filosofía de la Educación (Porrúa, 1992) menciona que el humanismo apareció como una nueva imagen del mundo después de la Edad Media. Los pensadores humanistas fueron intérpretes de las nuevas aspiraciones humanas impulsados por la decadencia de la filosofía escolástica en la cual el centro de gravedad era la vida religiosa y la inmortalidad ultraterrena. El Humanismo la sustituye por la reflexión filosófica abundante en productos racionales y en la que se considera al hombre como tal, con una idea del hombre como humano, verdadero, e integral.

A partir de entonces (del Renacimiento, del Humanismo) se ubica un nuevo pensamiento pedagógico, ideas y doctrinas de elevado sentido humanista acerca de lo que define el carácter y el valor de la educación. Así la educación adquiere cualidades de liberalismo, de realismo e integridad.
El liberalismo reconoce el valor de la persona del educando como la parte más significativa en su formación, y se reconoce al hombre como auténtico. Se suprimen los castigos corporales.
El realismo reconoce la naturaleza del educando como punto de partida para su educación, y además advierte el ambiente en que se desarrolla. La integridad se refiere a la amplitud de la educación y contempla al educando no solamente como un ser que debe adquirir brillo para su persona o para cultivar aquello en lo que tenga capacidad, sino que también contempla al educando con alma humana, como un conjunto de potencialidades y que es preciso hacer que todas ellas se desarrollen.

Entre los humanistas destacados dentro de la educación encontramos a Tomás Campanella (1568-1639), que en su obra utópica “La ciudad del Sol”, señala a la educación como un medio para ennoblecer a los hombres, formando a todos en las artes, cuidando fortalecer el vigor físico y haciendo mención de que para el aprendizaje se requiere la observación y la práctica directas. En Francia aparece Francisco Rabelais que escribe “Gargantúa y Pantagruel” que clama por una educación útil, y Miguel de Montaigne en sus “Ensayos” menciona que la educación debe formar al hombre mejor, libre de prejuicios sociales y falsos orgullos, haciendo del educando un ser reflexivo que muestre una cabeza mejor formada que llena de conocimientos

También es importante mencionar al español Juan Luis Vives (“El Tratado de la Enseñanza”, “La Pedagogía Pueril”) que considera a la sabiduría como la diosa que gobierna la educación y considera al maestro como un padre amoroso de sus discípulos que comparte su saber. Vives en su “Tratado del Alma” concibe la educación como un medio constructivo para una vida plena, digna y edificante, cuya meta final son los valores morales.

Juan Amós Comenio (1592-1671) expone en su “Didáctica Magna” dos aspectos importantes: la generalidad y generalización. Se debe enseñar de todo a todos, cuya razón no es obtener un saber profundo y perfecto de todas las disciplinas, sino los fundamentos y fin de cada una de ellas. Propone en el alumno el cultivo de sus sentidos para terminar en el cultivo de la voluntad; así el alumno desarrolla sus propias facultades y llega a formarse una personalidad original. Decía que no era apropiado hacer del educando una bestia de carga, que lleve un fardo de mercancías ajenas; que mejor era cuidarlo como un árbol para que diera sus propios frutos.

Ahora, en nuestros días, entendemos el paradigma humanista en educación como un modelo antiautoritario. El humanismo se sitúa de manera distinta al conductismo. El conductismo sobre la base de los principios de Iván Petrovich Pavlov (1849-1936) doctor en fisiología, desarrolla el aprendizaje partiendo del condicionamiento reflejo animal o reflejos condicionados de los fenómenos psíquicos más acabados (aprendizaje, voluntad, hábitos) que crearon escuela. Burrhus Frederich Skinner (1904-1990) Psicólogo estadounidense, también situó su estudio en los procesos de aprendizaje y descubrió un nuevo tipo de acondicionamiento de la conducta animal denominada operante o instrumental, aplicable a todos los campos de la psicología. Sus estudios están fundamentados en experimentos en la conducta animal a base de repetir.
En educación, el conductismo se relaciona con las reacciones humanas automáticas. El proceso educativo se reduce a factores externos, estímulos y reacciones observables, olvidando o no dando valor a las actitudes y motivaciones. La acción humana se explica mediante el arco reflejo y el hombre se reduce a un mero mecanismo. Ejemplos de estos condicionamientos pueden ser la memorización (ley de la repetición), el desarrollar trabajos de imitación en los cuales ya se saben los resultados de antemano. El docente no permite la reflexión y limita la creatividad. Así las conductas son observables y medibles. La falla del conductismo reside en la explicación mecanicista de la compleja acción humana. La motivación se logra mediante la actividad reforzada, de la repetición condicionada.

El humanismo (Hernández Rojas, 1998) se refiere al estudio y promoción de los procesos integrales de la persona. La personalidad humana es una organización o totalidad que está en continuo proceso de desarrollo y la persona debe ser estudiada en su contexto interpersonal y social. El humanismo incorpora del existencialismo la idea de que el ser humano va creando su personalidad a través de las elecciones o decisiones que continuamente toma frente a diversas situaciones y problemas que se le van presentando durante su vida. Las conductas humanas no son fragmentarias e implican aspectos naturales como el egoísmo, el amor, las relaciones interpersonales afectivas, las cuestiones éticas, los valores como la bondad, o aspectos naturales físicos como la muerte, la sexualidad, entre muchos otros.

El humanismo incorpora del existencialismo los puntos siguientes:
El ser humano es electivo, capaz de elegir su propio destino
El ser humano es libre para establecer sus propias metas de vida y
El ser humano es responsable de sus propias elecciones.

Existen postulados comunes a la mayoría de los psicólogos humanistas, y son los siguientes:
a) El ser humano es una totalidad. Este es un énfasis holista que dice que el ser humano debe estudiarse en su totalidad y no fragmentadamente.
b) El hombre posee un núcleo central estructurado, es decir, su “yo”, su “yo mismo” (self) que es la génesis y estructura de todos sus procesos psicológicos.
c) El hombre tiende naturalmente a su autorrealización formativamente. Ante las situaciones negativas debe trascenderlas. Si el medio es propicio, genuino y empático y no amenazante, las potencialidades se verán favorecidas.
d) El hombre es un ser en un contexto humano y vive en relación con otras personas.
e) El hombre es consciente de sí mismo y de su existencia. Nos conducimos de acuerdo con lo que fuimos en el pasado y preparándonos para el futuro.
f) El hombre tiene facultades de decisión, libertad y conciencia para elegir y tomar sus propias decisiones, lo que se traduce en un ser activo y constructor de su propia vida.
g) El hombre es intencional, es decir, que los actos volitivos o intencionales se reflejan es sus propias decisiones o elecciones.

Desde el punto de vista humanista, la educación se debe centrar en ayudar a los alumnos para que decidan lo que son y lo que quieren llegar a ser. La educación humanista tiene la idea de que los alumnos son diferentes y los ayuda a ser más como ellos mismos y menos como los demás.
Hernández Rojas (1998) menciona que la educación tradicional, hace hincapié en la enseñanza directa y rígida, predeterminada por un currículo inflexible y centrada en el profesor. La educación humanista es de tipo indirecto, ya que el docente permite que los alumnos aprendan impulsando y promoviendo todas las exploraciones, experiencias y proyectos, que estos preferentemente inicien o decidan emprender y logren aprendizajes vivenciales con sentido.

El paradigma humanista considera a los alumnos como entes individuales, únicos y diferentes de los demás. Son seres con iniciativa, con necesidades personales de crecer, con potencialidad para desarrollar actividades y solucionar problemas creativamente. Los alumnos no son seres que únicamente participen cognitivamente sino personas que poseen afectos, intereses y valores particulares y se les debe considerar como personas totales. La finalidad del humanista no es gobernar almas sino formar a los estudiantes en las tomas de decisiones en ámbitos en donde el respeto de los derechos de la persona, lo justo y lo injusto son cuestionados.

Los rasgos que debe tomar el humanista son:
a) ser un maestro interesado en el alumno como persona total.
b) Procurar estar abierto a nuevas formas de enseñanza.
c) Fomentar el espíritu cooperativo
d) Ser auténtico y genuino ante los alumnos.
e) Intentar comprender a sus alumnos poniéndose en su lugar (empatía) y ser sensible a sus percepciones y sentimientos.
f) Rechazar las posturas autoritarias y egocéntricas
g) Poner a disposición de los alumnos sus conocimientos y experiencias y que cuando lo requieran puedan contar con ellos.

Carl Rogers es quien más ha analizado el concepto de aprendizaje y dice que el alumno desarrollará su aprendizaje cuando llegue a ser significativo y esto sucede cuando se involucra a la persona como totalidad, incluyendo sus procesos afectivos y cognitivos, y se desarrolla en forma experimental. Es importante que el alumno considere el tema a tratar como algo importante para sus objetivos personales. El aprendizaje es mejor si se promueve como participativo, en el que el alumno decida, mueva sus propios recursos y se responsabilice de lo que va a aprender. También es importante promover un ambiente de respeto, comprensión y apoyo para los alumnos, y sugiere Rogers que el profesor no utilice recetas estereotipadas sino que actúe de manera innovadora y así sea él mismo, que sea auténtico.

Bibliografía:
Rogers, J. El Proceso de Convertirse en Persona. Ed. Paidós. México 2001.
Rojas Hernández, Gerardo. Paradigmas en Psicología de la Educación. Ed. Paidós. México 1988
Villalpando, José Manuel. La Filosofía de la Educación. Ed. Porrúa, México, 1992.

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