CÓMO
PUEDE EL APRENDIZAJE VOLVERSE UNA TAREA GRATA Y AMABLE PARA LOS NIÑOS
En
el pasado se llevó a cabo una enseñanza tradicional en la cual se trata al niño
como si fuera un adulto, dejando de lado el hecho de que tienen que crecer en
tamaño y en edad, al mismo tiempo que van madurando.
Se
utilizaron dos estrategias principalmente; la memorización de textos y las
exposiciones orales, con éstas los alumnos no aprenden y acompañada de libros
mal diseñados, se hace una asignatura inatractiva y repugnante.
La enseñanza está basada en algunos estudios realizados
Gracias
a los aportes mencionados, la educación se divide en tres ciclos.
El 1º
abarca la edad de seis a ocho años, algunas características de estos niños son:
que piensan en términos objetivos y concretos, tienen dificultades en el pensar
reflexivo además de mucha imaginación y facilidad para aprender palabras. El
andar, explorar, moverse, curiosear, tentar, coleccionar, construir empezando
de la comunidad donde viven y sus alrededores, relatos y viajes imaginarios son
estrategias que pueden ayudar en este ciclo.
El
2º ciclo es de los ocho a los diez años, en esta edad el niño es más reflexivo
y menos torpe que los del ciclo anterior, puede obtener algunos conocimientos
por inducciones o deducciones simples, sigue usando la imaginación, retiene con
facilidad y por más tiempo los conocimientos adquiridos, también puede combinar
de distintos modos los datos acumulados en su memoria. Se intenta entrar al
estudio formal apoyándote de actividades geográficas informales usadas en el
primer ciclo, igualmente es bueno apoyarse en los libros.
En
el 3º ciclo las edades son entre diez y doce años, son menos niños que en
ciclos atrás, aunque conservan varias características anteriores, se distinguen
por un pensamiento más maduro en sus formas inductivas y deductivas, hay tendencia
a reflexionar y a buscar el por qué de todas las cosas. Con ellos se pueden
utilizar métodos como el de “problemas”, “estudio” o “tareas realizadas”.
Dewey
hace aportes importantes a la enseñanza, afirma que las experiencias del niño
son personales, por lo que cuando lo presentado no juega un papel en su vida o
la de la gente, no se interesa y permanece frio ante ello, ya que sólo le
inquieta la experiencia social real, concreta y viva.
La
experiencia del niño es flexible, fluida y fluyente. Cuando se interesa en algo
y pone en él su atención, lo absorbe por completo, pero también de ese objeto
en el que su atención se concentra arrancan innumerables rutas de desviación.
Su mundo interior es tan fluido que es imposible mantenerlo estático. Si la
enseñanza de la geografía sigue siempre los intereses infantiles, la tarea se
vuelve atractiva y placentera.
Sería bueno ponernos de vez en cuando en los zapatos de los alumnos y motivarlos para que no se duerman en nuestras clases, porque a veces son tan aburridas que los pobres tienen que aguantar horas sentados y en silencio, ¿Quién aguantaría eso?
PIÉNSENLO
No hay comentarios:
Publicar un comentario