Sociedades por la Educación en todo el mundo

martes, 5 de marzo de 2013

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN




Los medios de comunicación: radio, prensa y televisión, son sobre todo transmisores de la información. Y no podemos negar que, nunca como hoy, hemos recibido con mayor velocidad lo que pasa en todo el mundo. También con Internet se ha ampliado esta información. Todos juntos son portadores de cultura y también ayudan al entretenimiento.
Quizá convendría reflexionar si actualmente estos medios orientan de una manera clara, verdadera y objetiva y ayudan al perfeccionamiento de la persona o, por el contrario, los mensajes que nos llegan, no construyen, sino que transmiten una idea degradada del hombre y de su dignidad. Pensemos en la TV, ya que estadística mente está demostrado que nuestros hijos pasan o, quisieran pasar, muchas horas viéndola.
El contenido de los mensajes está normalmente animado por una ideología hedonista, en la cual, la única norma de conducta es buscar solamente el placer. El hombre se ha de mover exclusivamente por aquellas cosas que le resulten agradables y útiles. Por impulsos primarios: comer, afirmación personal, sexo. El ideal es el confort, medida de la felicidad, y un excesivo sentimentalismo que se aplican a la vida diaria como si fuesen lo mejor.La publicidad nos presenta continuamente elementos y situaciones, en que el consumo es casi una obligación. Consumir es un verbo con un contenido tan grande de competitividad, que lleva a muchos a tener deseos desmesurados y, en muchas ocasiones, desproporcionados a la propia situación económica.
En algunos espacio se crea confusión cuando se pone al mismo nivel: la verdad y la mentira; lo que es anormal como si fuera normal. También cuando se enaltece la pornografía y la violencia.
Ante este panorama los padres hemos de buscar soluciones por la influencia negativa que pueden recibir nuestros hijos. Por tanto, conviene dar criterio con el fin de educar su capacidad crítica y enseñarles a distinguir y a elegir.
Hay que dar un tiempo de calidad a nuestros hijos, con cantidad de horas. Es importante saber qué piensan y qué les influye más. Discernir y observar. Así, por ejemplo, viendo juntos películas o programas de entretenimiento, haciendo comentarios y preguntas, conseguiremos un clima de confianza que favorecerá el conocimiento y la comunicación. Los adolescentes, que por su edad son muy impresionables, también son muy idealistas, por lo tanto, no nos costará mucho que entiendan la prioridad de la persona sobre las cosas; de la ética sobre la ciencia; del espíritu sobre la materia.

Como usuarios y receptores de los ''mass media'', hemos de hacer sentir nuestra voz para que lo que se ofrezca sea realmente un elemento de cultura y ayude a la mejora personal. Enseñar a nuestros hijos a pulsar el botón, sabiendo escoger lo más conveniente. También, los padres buscaremos con imaginación otras alternativas para ocupar les el tiempo libre, que sean más educativas y, a la vez, nos ayuden a conocer más a nuestros hijos, a divertirnos y a pasarlo bien juntos.

¿Influye en la conciencia la información dada por los medios de comunicación?

Yo creo que mucho, porque la televisión siempre tiene la intención oculta de influir en otro sin que este se dé cuenta antes de contestar esta pregunta hay que entender cómo influye en la conciencia de los jóvenes la televisión.
  Provoca una modificación de la conducta con programas impactantes; y
  Excita las emociones y pasiones con programas como las series.
Regresando a la pregunta, no todas las personas responden igualmente a los esfuerzos de la televisión por persuadirlas. La manipulación varía según la edad, el estado anímico, el sexo, el nivel cultural, la personalidad, las costumbres y la educación.

El adolescente y la televisión

Dentro de los grupos más expuestos figuran los niños y los adolescentes porque su edad no les permite distinguir las intenciones de los mayores.
Aunque el adolescente ha pasado ya la etapa de la infancia, donde la falta de criterio al seleccionar la oferta televisiva ocasiona los mayores problemas debido a que el niño aprende por imitación, no deja de ser vulnerable a los mensajes de la televisión, porque se encuentre aun en una etapa de crecimiento.
El adolescente ya distingue la realidad de la fantasía pero aún no tiene un criterio sólido y una posición personal frente a las cosas que lo hace fácilmente influenciable. Por esta razón asume nuevas actitudes y comportamientos, buscando siempre una imagen de sí mismo que se ajuste más a su idea del comportamiento de los adultos.
Es aquí donde la televisión puede influir, presentando una falsa vida de los adultos, con fuertes dosis de hedonismo y violencia, de amores imposibles, buenos y malos, justicias e injusticias, ambición, barreras de clases sociales, intrigas, venganzas, infidelidades, mentiras, etc. Pero con muy poco amor auténtico, responsabilidad y madurez. Como ejemplo tenemos las películas de acción, las dramatizaciones o ciertas mini series que tratan temas con demasiada crudeza, denuncian ciertas desviaciones de la conducta humana o cuestionan circunstancias o situaciones particulares de la sociedad o de la cultura que percibe el televidente adulto sin ser afectado pero que pueden desorientar al joven porque las situaciones para ellos no son claras.

Como influye en la conciencia del adolescente.

Lo que no entiende el adolescente es que el mundo no está conformado por dos bandos, el de los buenos y el de los malos, si no por seres humanos cuyas acciones son más complejas que los que se presenta en la pantalla.
El hombre es un ser racional, dotado de la libertas para decidir y, por lo mismo, no está libre de equivocaciones, porque nadie es eternamente bueno o malo. Por lo tanto, la visión simplista podría ser reemplazada por otra en la cual los personajes aparezcan más humanos, más reales en situaciones más próximas a las de cada día.
El afán de realismo puede confundir la conciencia de los jóvenes, si no existe una buena orientación al respecto es por eso la importancia del control de los horarios de emisión de la televisión, tanto por parte de las televisoras como por parte de los padres, los cuales no se encuentran exentos de los peligros a los que están expuestos sus hijos todos los días.
Esta confusión puede manifestarse en la pérdida de la sensibilidad. Un adolescente acostumbrado a ver escenas de violencia, entre las que se encuentran no sólo series policíacas o de acción sino también ciertos dibujos animados, no tendrá la misma sensibilidad ante un acto violento real como uno que ha visto dichas escenas. Y no sólo eso, también pierde el gusto por lo que no es violento.
Por lo tanto, el área más afectada por la televisión es la conciencia, pues la caja mágica intenta promover la compra y venta de algún producto mediante la explotación del sexo y el placer, colocándoles como final feliz de toda acción. Al hacer esto la conciencia no va dirigida hacia los buenos hábitos, hacia los valores humanos, o hacia el desarrollo cultural o intelectual; sino que ocasiona una grave distorsión de valores, que al darse en forma masiva altera notablemente el equilibrio de una sociedad.

Cambio de valores

La transmisión de valores es uno de los aspectos más importantes en la vida de una persona. Aunque los valores se inculcan ante todo en el núcleo familiar, el adolescente los aprende en todo lugar o ambiente donde emplee su tiempo. También espera encontrarlos en la televisión por ser el que más fuerza e impacto tiene sobre las personas. Para el adolescente la difusión por televisión de ídolos reales como Maradona y Britney Spears lo hace caer fácilmente en lo ordinario, vulgar y lo lleva a defender conductas desvergonzadas. Y se crean hábitos más “modernas” e “informales”.
El problema está en la forma como la televisión presenta los valores al adolescente. Los ejemplos y modelos a seguir (mujeres semidesnudas, la utilización de vocabulario no adecuado, la presencia de jóvenes que escapan de la escuela para irse a divertir, entre otros) son en la mayoría de los casos nocivos para una mente y espíritu en desarrollo. Las actitudes, las opiniones o comportamientos que se transmiten por televisión no siempre ayudan a dignificar a la persona, sino que la ridiculiza, degradan o someten, entonces se habla de difusión de anti valores.
Y cuando la televisión transmite valores rescata bles estos sufren frecuentes maltratos al ser presentados por héroes que generalmente son individuos rudos y violentos como en el caso de Rambo o Rocky. Entonces se confunde la bondad con la impotencia. Casi nunca se ve el heroísmo que la bondad implica.
Y aunque muchos dicen que la televisión transmite siempre lo que el público les pide, las diversas protestas demuestran lo contrario, que la televisión no emite habitualmente lo que el público quisiera ver.
La televisión no busca Dar una lección de buenas costumbres n de moral, y se olvida que los adolescentes necesitan principios fundamentales de honestidad, veracidad y rectitud de conciencia.


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