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INTRODUCCIÓN
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Enseñanza de las
ciencias sociales, campo del saber y de la investigación educativa que tiene
por protagonista a las denominadas ciencias sociales. La enseñanza de éstas
cuenta con una larga historia. Comenzó su andadura unida a la didáctica de la
historia y de la geografía cuando, a mediados del siglo XIX, apareció en Europa
una corriente de pensamiento que consideraba la educación como el camino más
adecuado para el progreso de la sociedad. En la actualidad, las nuevas
necesidades de formación de los jóvenes para convivir en una sociedad
pluralista y democrática, asegurar la presencia de una dimensión humana y
social en un mundo tecnificado, y manejar de forma crítica una gran cantidad de
información, han obligado a plantear una nueva enseñanza de las ciencias
sociales más global, interdisciplinar e integradora en la que se incorporan
otras disciplinas sociales. Esta tendencia, que se originó en Estados Unidos a
comienzos del siglo XX, se extendió por Europa en la década de 1960 con la
aparición de nuevos fenómenos sociales. A partir de entonces apareció una nueva
dimensión de las ciencias sociales y en algunos sistemas educativos, especialmente
los del entorno anglosajón, se introdujeron cambios substanciales en sus
programas de educación primaria y secundaria que afectaron a la enseñanza de
las ciencias sociales y, consiguientemente, a su didáctica.
En este momento, la
enseñanza de las ciencias sociales no sólo trata de las ya tradicionales
disciplinas de geografía e historia, sino que también se refiere a otras
ciencias como la historia del arte, las ciencias políticas, la economía, la
sociología, la antropología y la psicología, que aportan nuevos elementos de
comprensión de la realidad social. Este incremento cuantitativo y cualitativo
de las ciencias sociales no se puede resolver en una programación escolar con
la simple agregación de los contenidos de las diversas disciplinas, ni tampoco
con la integración de las mismas en un todo en el que cada una pierda su
identidad. Se trata de aprovechar el análisis de la realidad social que hace
cada una de estas ciencias para facilitar el aprendizaje de los conceptos
científicos que explican la actuación de las sociedades y su relación con el
medio natural, tanto en el presente como en el pasado.
Es, precisamente, en
el periodo escolar que va de los 12 a los 16 años aproximadamente donde la
enseñanza de las ciencias sociales, entendida como una didáctica específica,
adquiere sentido. En primer lugar, porque el alumnado de esta edad ya tiene
algunas nociones precisas sobre la naturaleza de las relaciones humanas y es
capaz de manejar un amplio número de conceptos sociales. En segundo lugar, porque
en años anteriores la enseñanza de las ciencias sociales se realiza normalmente
junto con la de las ciencias de la naturaleza, enseñanza que es necesariamente
globalizada. El intento de relacionar las diversas disciplinas en un programa
integrado de ciencias sociales en este periodo de la enseñanza ha dado origen a
numerosas investigaciones y hoy la enseñanza integrada de estas ciencias
constituye un área de conocimiento y de investigación con entidad propia en el
nivel universitario, que trata de establecer criterios para identificar los
contenidos o núcleos conceptuales de cada una de estas disciplinas, ordenarlos
de forma coherente y aplicarlos a la realidad concreta de las aulas.
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LA TRANSMISIÓN DE
CONOCIMIENTOS, UNA ENSEÑANZA TRADICIONAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES
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Tradicionalmente, la
historia y la geografía, ciencias que estudian la realidad humana y social
desde una perspectiva global e integradora, tenían a su cargo la explicación de
la organización y funcionamiento de las sociedades humanas y, en la enseñanza
de estas disciplinas, se daba una gran importancia a la recepción de los
conocimientos científicos, despreocupándose por otros aspectos relacionados con
el aprendizaje.
La práctica escolar
de esta enseñanza, llamada “tradicional”, que aún todavía persiste, se basaba
en la memorización de los conocimientos de historia y geografía transmitidos
por el profesor, que tenía como referente único los contenidos de estas
disciplinas, como si se tratase de un resumen del conocimiento académico. Este
modelo potenciaba una enseñanza dogmática del conocimiento social, que incluía
saberes acabados y cerrados que el profesor dictaba mediante la “lección
magistral”. Los recursos didácticos que se solían utilizar eran la intervención
del profesor o profesora como depositarios del conocimiento, los apuntes y el
manual.
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LA RENOVACIÓN
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y LA ENSEÑANZA POR DESCUBRIMIENTO
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La propuesta
didáctica tradicional, basada en la transmisión-recepción de conocimientos
disciplinares, evolucionó gracias a los movimientos pedagógicos de renovación
de ámbito internacional que dieron lugar a la aparición de métodos globales, lo
que suponía nuevas concepciones de escuela. El caudal innovador que impulsó la
Escuela Nueva, desde el primer tercio del siglo XX, se concretó, en España, en
la Institución Libre de Enseñanza. Ésta propuso un método activo para descartar
la memorización, que imperaba en el mayor número de escuelas, al tiempo que
pretendía que los alumnos y alumnas relacionaran lo que aprendían con la
realidad, mediante una nueva estructuración de los contenidos.
A mediados de la
década de 1960 se institucionalizaron las tradiciones innovadoras y se inició
una nueva renovación en la enseñanza de la geografía y de la historia,
promovida por el cambio de las nuevas concepciones históricas y geográficas
introducidas en la universidad. En la educación primaria y secundaria tuvieron
un destacado papel los movimientos de renovación pedagógica que introdujeron en
las clases los métodos activos, el uso de documentos históricos para conocer el
pasado, y que aplicaron a la enseñanza las nuevas corrientes de investigación
en el campo de la psicología del aprendizaje.
La teoría genética de
Jean Piaget y sus colaboradores de la Escuela de Ginebra sentaron las bases del
conocimiento psicológico, tanto en lo que concernía a la concepción de cambio
como en lo referente a las formulaciones estructurales del desarrollo
operativo. Este hecho ha permitido plantear nuevos enfoques didácticos de gran
repercusión teórica y práctica en la enseñanza de todas las áreas de
conocimiento. Su aplicación a la enseñanza de las ciencias sociales propició la
aparición de un nuevo modelo didáctico basado en el aprendizaje “por
descubrimiento”, como reacción a la tradicional enseñanza por memorización.
El modelo de
aprendizaje de las ciencias sociales por descubrimiento se basa en dos
consideraciones fundamentales. La primera se refiere al estudiante, a quien se
considera capaz de aprender por sí mismo si se le facilitan los instrumentos
necesarios para hacerlo, teniendo en cuenta el carácter individual del
aprendizaje y entendiendo que sólo se aprende aquello que se descubre. La
segunda se relaciona con el propio marco conceptual de las ciencias sociales,
que se estiman un medio para desarrollar, en los escolares, capacidades
específicas en relación con la comprensión y análisis de la sociedad.
En esta situación, la
enseñanza de las ciencias sociales adopta el método científico inductivo,
utilizado por las ciencias experimentales y que se centra más en desarrollar
las habilidades y estrategias de pensamiento científico, en el marco de
situaciones próximas a los intereses de los estudiantes, que en la transmisión
conceptual. En la década de 1970 muchos grupos de profesores, como el que
reelaboró para España el método inglés “Historia 13-16”, publicaron unidades de
material de archivo en ediciones comerciales que incorporaban estrategias
didácticas por descubrimiento, adaptadas al desarrollo operativo y afectivo de
los alumnos. El profesorado organizaba el trabajo de los estudiantes y valoraba
la realización del mismo mediante la utilización de diversos materiales
didácticos como carpetas de documentos, juegos de simulación, dramatizaciones o
medios audiovisuales.
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LA CONSTRUCCIÓN DEL
CONOCIMIENTO EN LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES.
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Un cambio importante
en la enseñanza de las ciencias sociales se produjo a partir de la década de
1980, cuando las teorías del aprendizaje por descubrimiento fueron contestadas
a la luz de nuevas investigaciones que combinaban la naturaleza conceptual y metodológica
de las ciencias sociales con el proceso de aprendizaje constructivo. El
constructivismo recogía las aportaciones de la psicología cognitiva e
introducía una nueva visión del proceso de aprendizaje. En el marco de las
teorías constructivistas, David Paul Ausubel denominaba “aprendizaje verbal
significativo” al que se produce cuando se relacionan los nuevos conocimientos
que se van a aprender con conocimientos ya existentes en la estructura
cognitiva de los estudiantes, los cuales pueden ser el resultado de
experiencias educativas anteriores, escolares y extra escolares o, también, de
aprendizajes espontáneos.
Estos conocimientos
previos, denominados “inclusores”, son los que permiten encajar la información
nueva en el lugar adecuado de la red conceptual del estudiante para que la
puedan utilizar como un instrumento de interpretación, condicionando así el
resultado del nuevo aprendizaje. Apoyándose en este principio, el propio
Ausubel hacía una aportación de gran importancia para la enseñanza en general y
para las ciencias sociales en particular cuando afirmaba: “De todos los
factores que influyen en el aprendizaje, el más importante consiste en lo que
el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese en consecuencia”.
Las teorías
constructivistas han generado un elevado número de investigaciones educativas
que han supuesto un gran avance en la enseñanza de las ciencias sociales, al
integrar la estructura conceptual lógica de las disciplinas en la estructura
psicológica de los estudiantes. En este sentido, interesa destacar algunos
criterios del constructivismo que son fundamentales para que el proceso de
enseñanza aprendizaje de las ciencias sociales sea significativo.
En primer lugar, hay
que tener en cuenta las ideas previas del alumnado, ligadas a sus vivencias
personales y sociales, con el fin de promover en el estudiante un cambio
conceptual para comprender las ciencias sociales como un conjunto de
conocimientos en permanente revisión. En segundo lugar, seleccionar los
contenidos científicos de las ciencias sociales, de forma que sean
potencialmente significativos, por lo que interesa organizarlos en torno a una
red conceptual. En tercer lugar, considerar al estudiante como verdadero
artífice de su aprendizaje, ya que de él depende la construcción del conocimiento;
debe desarrollar una gran actividad intelectual, tener una actitud favorable
para aprender y estar motivado para relacionar lo que aprende con lo que ya
sabe. En cuarto lugar, procurar que los conocimientos científicos sean
funcionales y puedan utilizarse fuera del contexto escolar. Y, por último, en
quinto lugar, fomentar la necesidad de utilizar la memoria lógica y
comprensiva.
Las pautas de
interacción profesor-estudiante más favorables para el proceso de construcción
del conocimiento de las ciencias sociales son las que respetan la llamada
“regla de la contingencia”, es decir, cuando las intervenciones del profesorado
están ajustadas al nivel de aprendizaje del estudiante.
En este modelo
didáctico, la función del profesorado y de los estudiantes es complementaria,
dado que el primero dispone los contenidos que el segundo deberá reelaborar,
por medio de diversas actividades en las que se pueden combinar estrategias
metodológicas de exposición o recepción, de descubrimiento y de indagación. La
evaluación se centra en el desarrollo de capacidades intelectuales y en la
construcción del conocimiento.
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EL CONCEPTO DE
CIENCIAS SOCIALES EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA
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El área de las
ciencias sociales en la enseñanza secundaria (12-16 años) incluye, además de
los contenidos científicos de geografía e historia, ciencias de gran tradición
pedagógica, otras ciencias sociales como la historia del arte, las ciencias
políticas, la economía, la sociología, la antropología y la psicología, que
procuran nuevos elementos de análisis para la comprensión de la compleja
realidad social.
Estas disciplinas
tienen algunos rasgos comunes en relación con el objeto de estudio, puesto que
tratan de la vida de hombres y mujeres en sociedad, aunque lo hagan desde
diferentes puntos de vista. Y también comparten ciertos rasgos metodológicos,
como la utilización de procedimientos de investigación basados en la
observación y recogida de datos (organizados y codificados en diversas fuentes
de información), el manejo de esquemas explicativos en los que intervienen
diversos factores causales que establecen complejas interacciones
(multicausalidad), así como la introducción de las intenciones y las motivaciones
de las personas y grupos en la explicación de los acontecimientos.
Pero también
presentan diferencias específicas que son de gran interés en la enseñanza de
las ciencias sociales por su gran capacidad educativa. Así, la geografía
potencia el desarrollo de la percepción y representación del espacio; la
historia desarrolla procedimientos de análisis de fuentes de diversa
naturaleza; la historia del arte amplía la percepción y el goce estético; la
economía se centra en el análisis de la producción y diversificación de bienes
y recursos, las ciencias políticas en la administración del poder de la
sociedad y el estudio de las instituciones de gobierno, mientras que la
sociología contribuye al conocimiento de los procesos que aparecen en las
relaciones e interacciones humanas, la antropología incorpora claves
interpretativas para el estudio de las mentalidades y de las formas de vida, y
la psicología aporta elementos para la comprensión de la conducta humana.
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LA ENSEÑANZA
INTEGRADA DE LAS CIENCIAS SOCIALES, UN MODELO EN CONSTRUCCIÓN
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La renovación
didáctica de las ciencias sociales, que había intentado aplicar el método
científico, utilizado por las ciencias experimentales y basado en la búsqueda
de la objetividad separando dato y sujeto, tuvo unos resultados negativos. El
hecho es que la construcción del conocimiento científico de las ciencias
sociales es diferente al de las ciencias experimentales y entraña una mayor
complejidad, dado que el análisis y la interpretación de la realidad social o
los modelos globales son, a la vez, dato y sujeto de dichas ciencias sociales
y, por tanto, la objetividad es, por definición, inalcanzable. Desde este punto
de vista, es necesario replantear la didáctica de las ciencias sociales a
partir de las nuevas perspectivas de la construcción y metodología científica
de dichas ciencias junto con las aportaciones de las teorías constructivistas,
que permiten sustituir la enseñanza de carácter culturalista y académico de los
contenidos sociales, enseñados hasta ahora, por otra de carácter formativo, tal
como demanda la sociedad: que la enseñanza de las ciencias sociales tenga,
fundamentalmente, un carácter formativo.
El incremento
cuantitativo y cualitativo de las ciencias sociales no se puede resolver en una
programación escolar con la simple agregación de los contenidos de las diversas
disciplinas, ni tampoco con la integración de las mismas en un todo en el que
cada una de ellas pierda entidad. Se trata de aprovechar el análisis de la
realidad de cada una de estas disciplinas sociales para facilitar el
aprendizaje de los conceptos científicos que explican la actuación de las
sociedades y su relación con el medio natural, tanto en el presente como en el
pasado.
Este intento de
relacionar las diversas ciencias sociales en un programa integrado en la
educación secundaria es una tarea ardua porque, si bien las ciencias sociales
tienen el mismo objeto de estudio y cuentan con técnicas y problemas comunes,
hoy por hoy no forman un conjunto ordenado y estructurado de conceptos. En el
mejor de los casos, los científicos que trabajan en las diferentes ramas de las
ciencias colaboran, desde el ámbito de sus propias disciplinas, en la
consideración de problemas sociales sobre los cuales se da una convergencia de
intereses. Por otra parte, los profesionales de estas enseñanzas, cuya
formación especializada ha sido en contenidos científicos de geografía e
historia, deben realizar un gran esfuerzo didáctico para introducir en sus
programaciones de aula aspectos relacionados con las otras áreas del
conocimiento social.
Sin embargo, el hecho
de que la empresa resulte difícil no quiere decir que sea imposible. La
enseñanza de las ciencias sociales constituye hoy un área de conocimiento y de
investigación con entidad propia en las universidades. En este sentido, se han
abierto numerosas líneas de investigación didáctica para tratar de establecer
criterios e identificar los núcleos conceptuales de cada una de estas ciencias.
Se trata de ordenarlos de forma coherente y aplicarlos a la realidad concreta
de las aulas, incluyendo las aportaciones de la psicología cognitiva en el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
En la actualidad,
algunas investigaciones didácticas universitarias han tratado de seleccionar
aquellos conceptos transdisciplinares que son relevantes en cada una de las
disciplinas que componen las ciencias sociales con el fin de poder integrarlos
en el marco de una sola red conceptual. Espacio y tiempo, identidad y alteridad,
racionalidad, cambio y continuidad, causalidad, diversidad e igualdad, paz y
guerra, interrelación y organización social, son algunos conceptos que
estructuran todas las disciplinas que conforman las ciencias sociales.
Contemplarlos en la enseñanza de las ciencias sociales facilita al profesorado
la selección de contenidos y ayuda a los adolescentes a comprender y valorar la
realidad social que viven. Desde una perspectiva crítica, se posibilita el
desarrollo de actitudes tolerantes y solidarias, aceptación de la pluralidad,
defensa de los derechos humanos, capacidad de diálogo, valoración de la
democracia, respeto por el patrimonio cultural y colaboración en la búsqueda de
nuevas soluciones, entre otros valores.
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LA SECUENCIA
DIDÁCTICA EN LA ENSEÑANZA INTEGRADA DE LAS CIENCIAS SOCIALES
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Las actividades
didácticas de las ciencias sociales forman parte de un proceso de
enseñanza-aprendizaje impulsado por la intervención pedagógica del profesorado,
mediante el cual el alumnado construye y asimila nuevos conocimientos y
significados, modificando y reordenando sus conocimientos previos sobre el
funcionamiento de las sociedades humanas y el uso de conceptos sociales, como,
por ejemplo, burguesía, socialismo, ciudad dormitorio o arte contemporáneo,
que, a veces, suelen utilizar de forma poco precisa, e, incluso, errónea.
Este proceso de
renovación de la enseñanza de las ciencias sociales se estructura en torno a
una secuencia de unidades didácticas planificadas en el marco de una
programación general que organiza de forma coherente todo el proceso. Antes de
comenzar una unidad didáctica, es conveniente realizar algunas actividades de
motivación para despertar el interés de los estudiantes y detectar los
conocimientos previos sobre el tema de estudio. La estructura de la unidad está
basada en contenidos disciplinares, diferenciados en hechos y conceptos,
procedimientos y actitudes, junto a una serie de actividades de aprendizaje y
evaluación. Con estos elementos se pretende conseguir unos objetivos
específicos mediante el uso de determinados métodos y recursos didácticos; la
organización del aprendizaje puede dar respuesta a las preguntas que todo
docente se plantea antes de organizar cualquier actividad didáctica: qué, cómo,
cuándo y para qué enseñar.
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ESTRATEGIAS
DIDÁCTICAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES
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Los métodos para
enseñar las ciencias sociales se han dividido, tradicionalmente, en dos tipos:
de exposición-recepción y activos o de indagación que, a su vez, pueden ser
dirigidos o libres. En la actualidad, no existen evidencias de que unos sean
mejores que otros; lo único que se sabe es que mediante determinadas técnicas
parece que se consiguen mejores resultados en determinadas situaciones. De
todas formas, las técnicas y métodos didácticos deben elegirse en función de lo
que se desea enseñar, de las necesidades del alumnado y de otras circunstancias
específicas.
Con las estrategias
basadas en la exposición-recepción, el alumnado recibe, oralmente o mediante
textos escritos, un conocimiento elaborado que debe asimilar. A pesar de su
desvalorización por gran parte del actual profesorado, debido al abuso que se
ha hecho de ella en la enseñanza tradicional, esta estrategia puede promover un
aprendizaje significativo siempre que los nuevos conocimientos se presenten
bien estructurados, con claridad, y se tengan en cuenta los conocimientos
previos de los estudiantes. El valor de esta estrategia es mayor cuanto más
abstractos y teóricos sean los conocimientos sociales que el alumno,
difícilmente, podrá alcanzar por sí solo, por lo que precisa la presentación
elaborada del profesor. Por ejemplo, al presentar la estructura global de un
tema de estudio, dar a conocer hechos y conceptos, o describir una situación o
recapitular un proceso. Sin embargo, y a pesar de este interés didáctico, es
evidente que resulta insuficiente para desarrollar capacidades intelectuales y,
por ello, deben acompañarse con otro tipo de actividades.
Las estrategias basadas en la indagación o investigación se
relacionan con el modelo de aprendizaje constructivo y, en la actualidad,
ocupan un lugar cada vez más destacado en la enseñanza de las ciencias
sociales. Se caracterizan por enfrentar a los estudiantes a situaciones más o
menos problemáticas, en las que el conocimiento no se presenta acabado, sino
que se debe reelaborar a través del trabajo con documentos y otros materiales
de diferente naturaleza. Las actividades que genera este tipo de estrategia
responden al valor formativo de las ciencias sociales en el sentido de formar
estudiantes rigurosos, críticos y tolerantes con las ideas ajenas, y de
promover su participación en la búsqueda de vías diversas para la
interpretación de los hechos y procesos sociales.
Propio de esta
estrategia es el planteamiento de cuestiones sin una solución clara o cerrada,
en las que el conocimiento de la realidad social se presenta como un problema
que puede ser interpretado de diversas maneras, todas igualmente válidas. Ante
preguntas como ¿qué significó la descolonización?, las explicaciones
pueden ser diferentes según la interpretación de las fuentes documentales que
se manejen. Por otro lado, el estudio de casos presenta situaciones
complejas en el marco de actuaciones de personas o hechos. Así, por ejemplo, se
puede acceder al conocimiento de la sociedad brasileña del siglo XX a través de
la vida cotidiana de una familia y de las relaciones sociales que se
establecen. Estas actividades responden a un enfoque antropológico de las
ciencias sociales. Los debates o foros de discusión pueden ser utilizados para
argumentar las propias opiniones sobre temas relevantes de la sociedad y
enseñan a respetar las opiniones de los demás, dado que los problemas sociales
son el centro de la reflexión colectiva y del contraste de opiniones.
Los proyectos de
investigación ocupan un lugar relevante en este tipo de estrategias. Son
estudios o trabajos de carácter global que suponen la delimitación del
problema, la formulación de hipótesis, la recogida de datos hasta la
verificación o refutación de las hipótesis, y la presentación de las
conclusiones con la aportación de resultados. Se trata de habituar al alumnado
a resolver problemas con relativa autonomía y facilitarle una experiencia sobre
el trabajo que realizan los investigadores sociales (geógrafos, historiadores,
sociólogos y antropólogos, entre otros). Igualmente, se pretende que entiendan
que los asuntos sociales se pueden explicar desde diferentes puntos de vista y
que puede haber diversos niveles de análisis y diferentes construcciones
conceptuales.
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ACTIVIDADES DE
APRENDIZAJE EN LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES
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Las actividades de
aprendizaje son el eje vertebrador del proceso de enseñanza-aprendizaje de las
ciencias sociales y deben mantener una coherencia interna en función de la
lógica de las disciplinas y del proceso de aprendizaje significativo. Muchas
son las actividades de aprendizaje que se pueden realizar en un aula de
ciencias sociales, sin embargo se debe procurar evitar el excesivo activismo
que llegue a invalidar el proceso de aprendizaje, al no permitir la existencia
de espacios de reflexión. En este sentido, deben seleccionarse actividades
relacionadas con el espacio y el tiempo, el análisis de fuentes, el tratamiento
de la información y el planteamiento de problemas. Deben abordar aprendizajes
de contenidos referidos a conceptos, procedimientos y actitudes, y ser variadas
y de dificultad graduada para permitir acceder al conocimiento de lo social en
un alumnado, necesariamente, diverso. A manera de ejemplo, a continuación se
indican algunas actividades especialmente adecuadas para conseguir los
objetivos de la enseñanza de las ciencias sociales: elaborar y comentar mapas
geográficos e históricos, y usar cronologías deben ser actividades recurrentes
en esta enseñanza y son especialmente útiles para facilitar la comparación de
situaciones de cambio y permanencia; analizar fuentes diversas de información (escritos,
gráficos, iconográficos e informáticos) para contrastar diferentes
interpretaciones de un mismo hecho social; elaborar juicios críticos y buscar
la explicación causal de los acontecimientos sociales del pasado y del
presente, y establecer interacciones; participar en debates con opiniones
personales razonadas; acercarse a la vida cotidiana de las diversas sociedades
en el presente y en el pasado a través de los objetos de uso corriente,
monumentos, vestidos, costumbres y usos sociales; elaborar e interpretar
gráficos y esquemas conceptuales para facilitar la comprensión de ciertos
fenómenos complejos de orden político, social o económico.
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MATERIALES Y
RECURSOS EN LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES
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Los materiales y
recursos son inseparables de las actividades de aprendizaje que se realizan en
el aula y su evolución ha seguido el mismo proceso que el marco conceptual y
didáctico de las ciencias sociales. Los materiales de trabajo han pasado de
utilizar el libro de texto como única fuente de información o comentarios de
textos más o menos formalizados, a la presencia de todo un conjunto de
materiales diversos, organizados en torno a las unidades didácticas.
Los manuales han
experimentado una profunda evolución en los últimos tiempos y, actualmente,
mantienen un equilibrio entre la información básica, las fuentes documentales y
la propuesta de actividades. En ellos, el profesorado puede elegir los
contenidos y las actividades más adecuadas a la estrategia de enseñanza elegida
y, también, utilizar su parte textual y documental (cronologías, documentos,
datos estadísticos, gráficos, imágenes, mapas o viñetas) como secuencias de
aprendizaje.
Materiales
interesantes para la formación de los estudiantes de ciencias sociales son los
repertorios de fuentes documentales históricas, literarias y de prensa
(clasificados en bloques temáticos), atlas históricos y geográficos, archivo de
imágenes seleccionados por épocas (retratos, pinturas, carteles, gráficos,
objetos materiales, vestidos, alimentos) y las nuevas tecnologías audiovisuales
e informáticas. Por otra parte, la creación de bancos de datos que permiten el
acceso a multitud de documentos y la aparición de discos compactos interactivos
con imágenes fijas o animadas, glosarios e índices, son una muestra del
resurgir de este tipo de materiales, aunque su uso generalizado todavía está
alejado de las aulas de ciencias sociales por las dificultades técnicas que
presentan.
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DISPOSICIÓN DEL
ESPACIO EN EL AULA DE CIENCIAS SOCIALES
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La organización del
espacio de trabajo en el aula de ciencias sociales es un elemento que facilita
el aprendizaje significativo cuando está en consonancia con los métodos, las
actividades y los materiales didácticos. Por esta razón, es aconsejable una
disposición flexible del mobiliario escolar que permita usar con facilidad los
medios audiovisuales y el material de apoyo diverso, así como organizar
diferentes agrupaciones del alumnado en función de las diferentes actividades
de aprendizaje que se pueden realizan en la clase de ciencias sociales. Cuando
se busca información o se reflexiona sobre un tema, el trabajo es individual y
las mesas deben estar separadas; por el contrario, cuando se trata de un
intercambio de opiniones, el trabajo debe realizarse en pequeño grupo y las
mesas deben estar agrupadas. Si se presentan temas orales, se exponen
conclusiones de los trabajos de investigación o se organizan debates y
dramatizaciones, el trabajo se desarrolla en gran grupo y las mesas deben
disponerse en semicírculo.
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Cómo citar este artículo:
"Enseñanza de las ciencias
sociales." Microsoft® Student 2009
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