Somos muchos los seres humanos que transitamos por la tierra
a través de los años, pero son pocos los que logran trascender y dejan huella,
logran hacer cosas productivas para el bien de la humanidad, por ejemplo puedo
hacer mención de personajes como Tomas Alba Edison quien invento la bombilla
incandescente que hoy llamamos foco, o Lois Pasteur quien nos dejo el legado de
la pasteurización de alimentos, o Isaac Newton con sus escritos de física en
donde se explica la ley de la gravitación universal.
Todos usamos los inventos de estos personajes, claro que de
una manera más sofisticada y moderna, con sus adaptaciones al mundo actual,
pero para haber obtenido el primer prototipo a cada inventor le costo mucho
tiempo de trabajo, por ejemplo; A Tomas Alba Edisón le costo más de mil
intentos conseguir hacer la bombilla incandescente, por lo que el mismo dijo no
haber fracasado, sino más bien, haber descubierto 1000 formas de como no se
debe hacer una bombilla,
Pero no todos los descubrimientos son con tanta insistencia
como el del foco, sino que muchos son por accidente, como el de la Penicilina
de Alexander Fleming, quien dejo un cultivo de bacterias dos semanas por ir de
vacaciones, a su regreso estas se habían contaminado con un hongo que impidió
que la bacteria creciera y eureka se descubrió la penicilina.
Y aun que el resto de los seres humanos no trascendemos de
esta manera, ni seremos recordados como estos grandes inventores, sin duda
podemos poner nuestro granito de arena para cambiar el mundo, a nuestras
posibilidades, comenzando por cambiar actitudes.
Comparto lo que un día en una reunión escuche y espero les
sirva esta reflexión: Un día estaba una abeja preocupada porque se venía el fin
del mundo y el cielo se iba a caer, así que se coloco con sus patitas boca arriba,
ella quería detener el cielo, paso un león junto a ella y le pregunto que
hacia, a lo cual ella respondió que el cielo se iba a caer por lo cual ella
esta preparada para sostenerlo, el león se hecho una carcajada y le dijo que si
a poco esperaba detenerlo con sus patas, que si a caso no sabia que el cielo
era inmenso y ella muy pequeña, la abeja le respondió: Lo sé pero solo estoy
haciendo lo que me toca, si todos hicieran su parte el mundo fuera totalmente
diferente.
Por lo que yo te invito a no pretender hacer grandes
cambios, o esperar descubrir grandes cosas, comienza por dejar huella en los
que te conocen, en tus padres, hermanos, amigos, vecinos, cambia tú y veras
como automáticamente todo cambia.
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