Durante el curso el estudiante tendra veces que realizar presentaciones
en publico, exponiendo su trabajo delante de los compañeros. Aunque esta
situacion puede generar cierta ansiedad, es conveniente ver su lado positivo ya que
se trata de una oportunidad de lucirse, ademas se gana experiencia
de hablar en publico.
Es una gran oportunidad que hay que saber aprovechar.
En todo caso, esa tension que es normal que
surja se puede combatir con ejercicios de relajación (tanto la noche
anterior como en la mañana del día de la presentación). Si bien, la mejor
manera de combatir los nervios es una buena preparación.
A diferencia del
trabajo escrito en el que el estudiante lo termina en la tranquilidad de su
casa, realizando todas las modificaciones necesarias antes de entregarlo, la
exposición oral se ejecuta delante del profesor y de los compañeros, sin posibilidad
de corrección de errores, por lo que tiene que estar perfectamente preparada.
El estudiante deberá trabajar no sólo el contenido sino
también la exposición.
Un gran contenido con
una mala exposición se traduce en una presentación muy mediocre.
El propio enfoque del contenido cambia:
En el trabajo escrito se puede profundizar y aportar numerosos
detalles ya que el lector dispone de tiempo para captar y entender la exposición (puede volver a
releer el trabajo si algún punto no le ha quedado claro).
En la presentación hablada el oyente únicamente dispone de
una oportunidad para entender lo que allá se expone; si algo no
le queda claro no tiene la oportunidad de volver atrás.
Esta limitación obliga al estudiante a ser lo más claro posible: estructuras de las
oraciones simples y vocabulario directo (depurado y preciso pero entendible por
todos los presentes).
En una exposición oral no se deben
transmitir muchos mensajes (la capacidad de captación del público es limitada),
Hay que centrarse en unas pocas ideas principales e incidir sobre ellas.
El estudiante debe conseguir captar la atención del público y para ello es
fundamental que la exposición sea lo más amena posible,
incorporando algún toque de humor, ayudándose de ejemplos y anécdotas, etc.
Debe cuidar la entonación, jugar con la
modulación, evitar un tono monótono (típico error) que
termina por aburrir a los presentes. Esto se puede ensayar grabando el discurso
y escuchándolo.
El estudiante no se puede limitar a leer un texto (resultará sumamente aburrido),
además le impedira mantener un contacto visual con el publico. Debe preparar su exposición de memoria y llevar
un pequeño índice que le sirva de guía.
Tiene que cuidar la indumentaria, ir vestido algo más formal de lo
habitual. Perfectamente peinado y afeitado, ropa planchada, zapatos limpios,
etc.
La imagen que se
transmite es muy importante.
Debe cuidar sus gestos y movimientos: no sólo se comunica a través del lenguaje verbal
sino también a través del lenguaje no verbal (posturas, movimientos, gestos, expresiones de la
cara, etc).
El mensaje que se transmite con el lenguaje no verbal puede ser a veces más potente que el que
se transmite con palabras y en ocasiones pueden ser
contradictorios.
Por ejemplo, decir "para mi resulta un placer poder presentar este
trabajo" y al mismo tiempo transmitir una imagen de nerviosismo, ansiedad,
incomodidad.
El lenguaje no verbal hay que ensañarlo en casa, delante de
un espejo o de alguna persona de confianza, que le indique a uno donde falla,
que debe corregir.
El estudiante debe transmitir seguridad y para ello es fundamental
una buena preparación.
Una imagen de
nerviosismo puede llevar a pensar que la exposición no está suficientemente
preparada.
Los dos momentos principales de una presentación hablada son el principio
y el final.
Al principio el estudiante se juega el conseguir captar la atención del público (si no la capta
entonces dificilmente lo va a hacer luego). En esta fase debe ser especialmente claro y
comunicativo, generando entre el público "curiosidad" por lo que
va a exponer.
Al final del discurso, en las conclusiones, debe recalcar las ideas
principales que ha expuesto y los argumentos que las apoyan. Probablemente sea
lo único que al final recuerde el público de toda la exposición.
La presentación gana mucho si se acompaña de apoyo visual (diapositivas,
transparencias, pantalla del ordenado proyectada.). Transmite una imagen de
profesionalidad y facilita la comunicación con el público.
Las transparencias deben ser ligeras, fáciles de leer, recogiendo pocas
ideas importantes, con combinaciones de colores.
El estudiante no se debe limitar a leer el texto de las transparencias,
debe utilizarlo de soporte pero desarrollando las ideas con sus propias
palabras.
Durante los ensayos es importante medir la duración de la exposición para tratar de que se
ajuste a la duración prevista (que no resulte ni demasiado larga ni demasiado corta).
Durante la exposición es conveniente
colocar el reloj en algún lugar donde discretamente se pueda ver
(sin tener que mirar su muñeca). Esto permitirá ir controlando que
la exposición se va ajustando al tiempo previsto.
Cuando se realiza una exposición oral es conveniente ofrecer al público asistente la
posibilidad de realizar preguntas al final de la exposición.
Transmite la impresión de que se domina el tema.
Las preguntas hay que contestarlas de forma precisa pero escueta,
sin rodeos. Si una pregunta no se sabe contestar no pasa nada, simplemente habrá que indicar que en
ese momento no se puede responder pero que se consultará y a la mayor brevedad
se dará una respuesta.
Lo que nunca se debe hacer es inventar la respuesta.
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