VALORES ?
El hablar de valores se nos viene a la
mente una serie de ideas y pensamientos
desde los valores que tenemos y/o vivimos
o nos enseñaron en casa, también
una serie de pensamientos sobre que nuestra sociedad está en una crisis de
ellos. Sin embargo, tocar este tema es muy interesante, puesto que como seres
sociales todos en el mundo tenemos una escala de valores que nos ayudan a guiar
nuestra conducta y por ende en nuestra vida.
Con los alumnos de Formación Cívica y Ética
de tercero de nivel secundaria tocamos hábitos
y valores como parte de su formación. Pero
ahora la pregunta es y como docentes donde quedaron nuestros valores?
Pero veamos en primer lugar que es un
valor?. Un valor es una cualidad que
confiere a las personas, cosas o hechos una estimación. El término se utiliza
para nombrar a las características morales que son inherentes a un sujeto. Los valores universales están formados por las
normas de comportamiento implícitas que resultan necesarias para vivir en una
sociedad armónica y pacífica.
Se trata de una idea con difícil
definición, ya que un valor está asociado a la moral y la ética, lo que resulta
complicado trasladar a un plano grupal. En otras palabras, todas las personas
tienen ciertos valores que surgen de su interior y que guían su accionar. Como
no todos los seres humanos piensan de la misma forma, los valores de un
individuo pueden diferir de los valores de otro. Los valores universales, en
cambio, tienen la particularidad de ser compartidos a nivel social.
Los valores universales se adquieren
con la educación familiar y en la escuela, ya que el proceso de socialización
implica que las nuevas generaciones internalicen conceptos atemporales. Los valores
son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de
realizarnos como personas. Son creencias que nos ayudan a preferir, apreciar y
elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. Nos
proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o
colectivos. Reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones más
importantes.
Ahora bien, existen varios valores que
adaptamos a nuestras vida, algunos otros ni los conocemos precisamente por nuestro
estilo de vida. Sin embargo, existen algunos valores que como docentes debemos
considerar o tomar en cuenta debido a nuestra labor que desempeñamos, entre
ellos se encuentran: la puntualidad, la honestidad, aprender, autodominio,
sensibilidad, optimista, comunicación, superación, responsabilidad, compresión,
perdón, alegría, empatía, entre otros más. Ya que formamos parte de la labor
educativa debemos reflexionar que valores estamos enseñando a nuestros alumnos
con nuestro trabajo como docentes.
Recordemos algunos que nos ayudan con
los alumnos a que los adquieren con mayor certeza.
La puntualidad, que es el valor que se construye de
estar a tiempo en el lugar adecuado.
Pero cuántos de nosotros llegamos tarde a nuestras clases?, Exigimos a
los alumnos su asistencia puntual?.
La honestidad, es aquella cualidad humana por la
que la persona se determina a elegir
actuar siempre con base a la verdad y en
la autentica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella
misma). Realmente nos desempeñamos en nuestra labor con verdad ante los
alumnos? Acaso mentimos para quedar bien con ellos?
Aprender, solamente a través del aprendizaje,
las personas obtenemos un conjunto de habilidades y conocimientos que nos
proveen las herramientas para resolver todo tipo de problemas. Aprender supone
una búsqueda cotidiana y permanente de conocimientos incorporados a través del
estudio, las reflexiones vividas y la realidad. Acaso estamos dispuestos a
invertir nuestro tiempo, dinero y esfuerzo para actualizarnos en alguna materia
o realizar alguna especialidad que nos permita ampliar el campo que como
docentes tenemos? Acaso incitamos a los alumnos a seguir trabajando en su labor
de estudiantes para que puedan realizar su proyecto de vida en cuestión de profesional?
O somos los primeros que expresamos y catalogamos a los alumnos que creemos no
podrán realizar algo en su vida?
Autodominio, es una actitud que nos estimula a
cambiar positivamente nuestra personalidad. Esto se debe a que uno puede
controlar los impulsos de nuestro carácter y la tendencia a la comodidad
mediante la voluntad. De esta manera y serenamente seremos capaces de
confrontar los contratiempos y a comprender de una manera más paciente las
relaciones personales. Cuanta veces hemos explotado con nuestros alumnos por
las malas rachas por las que solemos pasar? O bien cuantas ocasiones nos
apropiamos emociones y sentimientos que no son de nosotros?
Sensibilidad, este valor reside en la capacidad
que tenemos los seres humanos para percibir y comprender el estado de ánimo, el
modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las
circunstancias y los ambientes, para
actuar correctamente en beneficio de los demás. La sensibilidad nos permite descubrir
en los demás a ese “otro yo” que piensa, siente y requiere de nuestra ayuda.
Realmente hemos tenido este valor con los alumnos, permitir conocerlos y
comprenderlos?
Optimista, este valor nos permite confiar en
nuestras capacidades y posibilidades, enfrentando con perseverancia y estado
anímico muy positivo ante cualquier dificultad que se nos presente en el
camino. Nos permite encontrar soluciones, ventajas y posibilidades ante los
inconvenientes surgidos. Hemos llegado a
impartir clases en un grupo conflictivo con este valor? O lo damos por perdido
sin buscar las estrategias necesarias para realizar nuestra labor?
Superación, es una acción que se requiere
inmediatez, planeación, esfuerzo y trabajo permanente. Es aquel valor que nos
motiva a perfeccionarnos, ya sea desde lo humano, espiritual, profesional,
económico. Por lo que debemos vencer todos aquellos problemas que se nos
presenten. Que damos cantidad o calidad? Estamos dispuestos a ser mejores cada
día? Estamos dispuestos a incentivar a nuestros alumnos a que se superen ante
las adversidades?
Comunicación, nos ayuda a intercambiar de forma
efectiva pensamientos, ideas y sentimientos con las personas que nos rodean, en
un ámbito de cordialidad y buscando un enriquecimiento personal de ambas
partes. Difícilmente creemos que la comunicación entra en los valores
precisamente cuando hay problemas en diferentes aspectos, familia, pareja,
trabajo, etc. Entender y hacerse comprender, es un arte que facilita la
convivencia y la armonía en todo lugar. Realmente usamos los códigos o canales
adecuados para comunicarnos? Que expresamos y como lo realizamos con los
alumnos?
Entre uno de los valores que con mayor
frecuencia se pide para todos es el de la responsabilidad, la capacidad de
responder por los propios actos (incluyendo aquellos que han sido involuntarios
o accidentales), lograr ser autónomos, la comprensión cabal de que existe una
relación entre causas y consecuencias. Realmente cumplimos con nuestra labor
como docentes o simulamos?
Sin duda alguna es un tema muy
interesante y sobre todo si lo aplicamos de manera personal ya que en ocasiones
somos individuos que juzgamos y criticamos la labor del docente ya sea en
ámbito público o privado, sin proponer alguna estrategia de solución, solo nos
limitamos a catalogar a nuestros compañeros y por ende a nuestros alumnos.
Los invito a que realicen una
reflexión de cuáles son los valores que con nuestros hechos, nuestra forma de
llevar a cabo la labor docente les enseñamos a nuestros alumnos. No importa que
materia impartas recuerda que el alumno observa todo del maestro. Y se lleva
con él lo mejor o peor del docente.
Les comparto este pequeño cuento:
El árbol de los problemas
Un hombre contrató a un carpintero para que le
ayudase a hacer reparaciones en su vieja granja. El primer día de trabajo
presentó muchos inconvenientes: su cortadora eléctrica se estropeó, lo cual le
hizo perder una hora de trabajo; además su camión, ya un poco viejo, se negaba
a arrancar.
Ante este percance, el hombre que lo había
contratado decidió llevarle a su casa. Casi no habló nada durante el recorrido,
pero, al llegar a su casa, le invitó a conocer a su familia. Mientras se
dirigían a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando
la punta de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió una puerta, ocurrió
sorprendentemente una transformación. Su cara bronceada estaba llena de
sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.
Posteriormente, acompañó hasta el coche a su empleador.
Éste, antes de despedirse, preguntó al carpintero
acerca de lo que le había visto hacer en el árbol un rato antes.
--Oh, ése es mi árbol de los problemas
--contestó--. Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una
cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa ni a mis
hijos. Así que, simplemente, los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a
casa. Luego, por la mañana, los recojo otra vez. Lo divertido es --concluyó
sonriente-- que, cuando salgo por la mañana a recogerlos, no hay tantos como
los que recuerdo haber colgado la noche anterior.
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