Sociedades por la Educación en todo el mundo

jueves, 25 de octubre de 2012

Y TUS VALORES DONDE QUEDARON?


 VALORES ?


El hablar de valores se nos viene a la mente una serie de ideas y  pensamientos desde los valores que tenemos y/o vivimos  o  nos enseñaron en casa, también una serie de pensamientos sobre que nuestra sociedad está en una crisis de ellos. Sin embargo, tocar este tema es muy interesante, puesto que como seres sociales todos en el mundo tenemos una escala de valores que nos ayudan a guiar nuestra conducta y por ende en nuestra vida.



Con los alumnos de Formación Cívica y Ética de tercero de nivel secundaria  tocamos hábitos y valores  como parte de su formación. Pero ahora la pregunta es y como docentes donde quedaron nuestros valores?

Pero veamos en primer lugar que es un valor?.  Un valor es una cualidad que confiere a las personas, cosas o hechos una estimación. El término se utiliza para nombrar a las características morales que son inherentes a un sujeto. Los  valores universales están formados por las normas de comportamiento implícitas que resultan necesarias para vivir en una sociedad armónica y pacífica.

Se trata de una idea con difícil definición, ya que un valor está asociado a la moral y la ética, lo que resulta complicado trasladar a un plano grupal. En otras palabras, todas las personas tienen ciertos valores que surgen de su interior y que guían su accionar. Como no todos los seres humanos piensan de la misma forma, los valores de un individuo pueden diferir de los valores de otro. Los valores universales, en cambio, tienen la particularidad de ser compartidos a nivel social.

Los valores universales se adquieren con la educación familiar y en la escuela, ya que el proceso de socialización implica que las nuevas generaciones internalicen conceptos atemporales. Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones más importantes.

Ahora bien, existen varios valores que adaptamos a nuestras vida, algunos otros ni los conocemos precisamente por nuestro estilo de vida. Sin embargo, existen algunos valores que como docentes debemos considerar o tomar en cuenta debido a nuestra labor que desempeñamos, entre ellos se encuentran: la puntualidad, la honestidad, aprender, autodominio, sensibilidad, optimista, comunicación, superación, responsabilidad, compresión, perdón, alegría, empatía, entre otros más. Ya que formamos parte de la labor educativa debemos reflexionar que valores estamos enseñando a nuestros alumnos con nuestro trabajo como docentes.

Recordemos algunos que nos ayudan con los alumnos a que los adquieren con mayor certeza.

La puntualidad, que es el valor que se construye de estar a tiempo en el lugar adecuado.  Pero cuántos de nosotros llegamos tarde a nuestras clases?, Exigimos a los alumnos su asistencia puntual?.

La honestidad, es aquella cualidad humana por la que la  persona se determina a elegir actuar siempre con base a la verdad  y en la autentica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma). Realmente nos desempeñamos en nuestra labor con verdad ante los alumnos? Acaso mentimos para quedar bien con ellos?

Aprender, solamente a través del aprendizaje, las personas obtenemos un conjunto de habilidades y conocimientos que nos proveen las herramientas para resolver todo tipo de problemas. Aprender supone una búsqueda cotidiana y permanente de conocimientos incorporados a través del estudio, las reflexiones vividas y la realidad. Acaso estamos dispuestos a invertir nuestro tiempo, dinero y esfuerzo para actualizarnos en alguna materia o realizar alguna especialidad que nos permita ampliar el campo que como docentes tenemos? Acaso incitamos a los alumnos a seguir trabajando en su labor de estudiantes para que puedan realizar su proyecto de vida en cuestión de profesional? O somos los primeros que expresamos y catalogamos a los alumnos que creemos no podrán realizar algo en su vida?

Autodominio, es una actitud que nos estimula a cambiar positivamente nuestra personalidad. Esto se debe a que uno puede controlar los impulsos de nuestro carácter y la tendencia a la comodidad mediante la voluntad. De esta manera y serenamente seremos capaces de confrontar los contratiempos y a comprender de una manera más paciente las relaciones personales. Cuanta veces hemos explotado con nuestros alumnos por las malas rachas por las que solemos pasar? O bien cuantas ocasiones nos apropiamos emociones y sentimientos que no son de nosotros?

Sensibilidad, este valor reside en la capacidad que tenemos los seres humanos para percibir y comprender el estado de ánimo, el modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y  los ambientes, para actuar correctamente en beneficio de los demás. La sensibilidad nos permite descubrir en los demás a ese “otro yo” que piensa, siente y requiere de nuestra ayuda. Realmente hemos tenido este valor con los alumnos, permitir conocerlos y comprenderlos?

Optimista, este valor nos permite confiar en nuestras capacidades y posibilidades, enfrentando con perseverancia y estado anímico muy positivo ante cualquier dificultad que se nos presente en el camino. Nos permite encontrar soluciones, ventajas y posibilidades ante los inconvenientes surgidos.  Hemos llegado a impartir clases en un grupo conflictivo con este valor? O lo damos por perdido sin buscar las estrategias necesarias para realizar nuestra labor?

Superación, es una acción que se requiere inmediatez, planeación, esfuerzo y trabajo permanente. Es aquel valor que nos motiva a perfeccionarnos, ya sea desde lo humano, espiritual, profesional, económico. Por lo que debemos vencer todos aquellos problemas que se nos presenten. Que damos cantidad o calidad? Estamos dispuestos a ser mejores cada día? Estamos dispuestos a incentivar a nuestros alumnos a que se superen ante las adversidades?

Comunicación, nos ayuda a intercambiar de forma efectiva pensamientos, ideas y sentimientos con las personas que nos rodean, en un ámbito de cordialidad y buscando un enriquecimiento personal de ambas partes. Difícilmente creemos que la comunicación entra en los valores precisamente cuando hay problemas en diferentes aspectos, familia, pareja, trabajo, etc. Entender y hacerse comprender, es un arte que facilita la convivencia y la armonía en todo lugar. Realmente usamos los códigos o canales adecuados para comunicarnos? Que expresamos y como lo realizamos con los alumnos?

Entre uno de los valores que con mayor frecuencia se pide para todos es el de la responsabilidad, la capacidad de responder por los propios actos (incluyendo aquellos que han sido involuntarios o accidentales), lograr ser autónomos, la comprensión cabal de que existe una relación entre causas y consecuencias. Realmente cumplimos con nuestra labor como docentes o simulamos?

Sin duda alguna es un tema muy interesante y sobre todo si lo aplicamos de manera personal ya que en ocasiones somos individuos que juzgamos y criticamos la labor del docente ya sea en ámbito público o privado, sin proponer alguna estrategia de solución, solo nos limitamos a catalogar a nuestros compañeros y por ende a nuestros alumnos.

Los invito a que realicen una reflexión de cuáles son los valores que con nuestros hechos, nuestra forma de llevar a cabo la labor docente les enseñamos a nuestros alumnos. No importa que materia impartas recuerda que el alumno observa todo del maestro. Y se lleva con él lo mejor o peor del docente.


Les comparto este pequeño cuento:


El árbol de los problemas

Un hombre contrató a un carpintero para que le ayudase a hacer reparaciones en su vieja granja. El primer día de trabajo presentó muchos inconvenientes: su cortadora eléctrica se estropeó, lo cual le hizo perder una hora de trabajo; además su camión, ya un poco viejo, se negaba a arrancar.

Ante este percance, el hombre que lo había contratado decidió llevarle a su casa. Casi no habló nada durante el recorrido, pero, al llegar a su casa, le invitó a conocer a su familia. Mientras se dirigían a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando la punta de las ramas con ambas manos.

Cuando se abrió una puerta, ocurrió sorprendentemente una transformación. Su cara bronceada estaba llena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente, acompañó hasta el coche a su empleador.

Éste, antes de despedirse, preguntó al carpintero acerca de lo que le había visto hacer en el árbol un rato antes.

--Oh, ése es mi árbol de los problemas --contestó--. Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa ni a mis hijos. Así que, simplemente, los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego, por la mañana, los recojo otra vez. Lo divertido es --concluyó sonriente-- que, cuando salgo por la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.

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