En
el colegio en el cual laboro, se ha descubierto la importancia de vivir una
educación integral, donde no se atienda sólo a los alumnos, sino también a
padres de familia. Por esta razón se ha iniciado desde el ciclo escolar pasado
lo que conocemos como escuela para padres. El resultado ha sido benéfico tanto
para ellos como para sus hijos.
Les
comparto ahora la sesión inicial de dicha escuela. Me parece una muy buena
propuesta sobre todo en estos tiempos en los que parece que luchamos contra
corriente. La educación debe hacer en complicidad con los padres de familia. No
pueden realizarla sólo los maestros o los padres de familia, deben ser ambos.
Estos
fueron los puntos de la primera reunión, espero poder compartirles también las
otras sesiones.
1. Bienvenida
e introducción: crear un clima de confianza y acogida para con cada uno de los
padres de familia que participan
2 Dinámica
“Canasta revuelta”, donde el objetivo es romper el hielo y favorecer una mejor
comunicación
3. Familia
y Autoestima: es el tema central del día.
La
familia puedes ser el sitio donde encontramos amor, comprensión y apoyo; el
lugar donde podemos refrescarnos y recuperar energías para enfrentar con mayor
eficacia el mundo exterior.
TIPOS
DE FAMILIA
Familia nutricia:
la gente demuestra su afecto y respeto por la vida. No temen correr riesgos porque
todos los miembros de la familia saben que, al arriesgarse, existe el peligro
de cometer errores: que dichos errores son una señal de crecimiento.
Las
expresiones faciales son las relajadas. Cuando reina la calma, esta es
pacífica, no es la tranquilidad que provoca el miedo y cautela. La gente
demuestra su amor al hablar abiertamente y escuchar con atención, ser franca y
real con los demás, y permanecer unida.
En
una familia nutricia, es sencillo asimilar el mensaje de que la vida y los
sentimientos humanos son más importantes que cualquier cosa.
Familia perturbadora o
conflictiva: los miembros de la familia se ven
aquejados de males físicos, dolor de cabeza, espalda u hombros. Los cuerpos de
la gente manifiestan sufrimientos; los cuerpos se vuelven rígidos, tensos o
encorvados. Los ojos miran hacia el suelo y más allá de la gente que está enfrente.
La familia parece estar junta por obligación.
La
gente se limita a tratar con los demás: están tan ocupados en el trabajo que
rara vez entran en contacto real con
otros miembros de la familia.
Las
familias conflictivas crean personas conflictivas y contribuyen así a la
devaluación del yo, situación que está muy relacionada con el crimen, las
enfermedades mentales, el alcoholismo, la drogadicción, y muchos problemas
sociales.
Todas
las personas que tiene una posición de poder o influencia en el mundo, fueron
niños algunas vez. La forma como este individuo utilice el poder aprenderá
muchos de lo que haya aprendido de la familia durante su desarrollo.
Cuando
comiences a percibir conflictos de tu familia, te darás cuenta de que cualquier
cosa que haya ocurrido en el pasado se debió
a que no sabías actuar de otra manera.
Una familia conflictiva
puede convertirse en nutricia. La pregunta es ¿cómo hacerlo?
- Primero: es necesario reconocer que tu familia, en ocasiones, es una familia conflictiva.
- Segundo: necesitas perdonarte por los errores del pasado y darte la oportunidad para cambiar, con la conciencia de que las cosas pueden ser distintas.
- Tercero: adoptar alguna medida para iniciar el proceso de cambio.
AUTOESTIMA
La
autoestima es la capacidad de valorar el yo
y tratarnos con dignidad, amor y realidad. Todo individuo tiene un
sentimiento de valía, ya sea positivo o negativo.
“Cuando
me siento bien conmigo y me grado, hay magníficas posibilidades de poder
enfrentar la vida desde una postura de dignidad, serenidad, fortaleza, amor y
realidad”.
Por
otra parte, si una persona se desprecia o se siente limitada, el yo se debilita
hasta convertirse en una víctima derrotada por la vida. “Si no me he negado me
devalúo y castigo”. Enfrento la vida desde una postura de temor e impotencia,
creo en un estado en el que me siento víctima y actúo en consecuencia. Tal
estado psicológico hace que la persona sienta que no cuenta, que perciba la
constante amenaza del rechazo. Autoestima
baja.
Una
de persona que no sabe valorarse espera que los demás- la esposa, el marido, un
hijo o una hija- sean los responsables de asignarle un valor.
Al
amarnos estamos mejor capacitados para amar al prójimo. Si uno no se ama ¿cómo
podrá amar a los demás? El amor de uno mismo es una declaración de valor;
cuando sé valorarme, puedo amar a los otros concediéndoles un valor igual. Pero
cuando me desagrado, mis sentimientos hacia los demás serán de envidia o temor.
Una
autoestima fuerte es el medio que nos
permite ser más humanos, saludables y felices, crear y conservar relaciones
satisfactorias y ser individuos adecuados, eficaces y responsables.
Cuando
una persona se quiere, no hará algo que pueda lastimas, devaluar, humillar o
destruir a sí misma o a los demás y no responsabiliza a otros de sus actos. Por
ejemplo: quienes tiene aprecio de sí mismo y no se perjudican utilizando
drogas, alcohol o tabaco, ni permiten que los demás los maltraten emocional o
físicamente. Quienes no se aman se convierten en instrumentos de odio y
destrucción.
Análisis de dos hechos
humanos
Primer
acto: todos tenemos huellas digitales y cada grupo de huellas es único,
pertenece solo a una persona. En verdad soy el único que es exactamente igual a
mí en todo el mundo. Por lo tanto tengo la garantía de ser distinto, en algún
sentido, de todos los demás.
Segundo
acto: todos los seres humanos poseemos los mismos ingredientes físicos
elementales; pies, cabeza, brazos, etc.,
y estos son iguales en relación a los demás. Por lo tanto, soy como todos los demás en algunos sentidos.
Entonces,
también soy único, soy diferentes e igual a los demás en muchos sentidos.
Estas
perspectivas tienen gran importancia para el desarrollo de la autoestima. Cada
persona es un descubrimiento; es imposible que forjemos moralmente a un
individuo siguiendo la imagen de otro. Esto significa que no podemos pretender
que un niño viva a la sombra de la
imagen de su progenitor, y viceversa.
El
niño que llaga al mundo no tiene pasad, no sabe cómo cuidarse, no cuenta con
una escala para cuidar su valor. El bebé depende por completo de las experiencias
de las otras personas, así como sus mensajes sobre el valor que tiene como
individuo.
Los
acontecimientos externos tienden a reforzar los sentimientos de valía o inutilidad
que el niño aprendió en el hogar. El niño confiado podrá superar muchos
fracasos, tanto en la escuela como con sus compañeros, el niño de baja autoestima experimentará
muchos éxitos pero siempre tendrá la duda de su verdadero valor.
Cada
palabra, expresión facial, ademán o acto de su progenitor, envía al niño un
mensaje de autoestima. Muchos papás no se percatan de los mensajes que envían.
Los
sentimientos de valía solo pueden fortalecer un ambiente en el que puedan
apreciar las diferencias individuales, donde el amor se manifieste abiertamente
y los errores sirvan de aprendizaje.
Por
el contrario, los hijos de las familias conflictivas, a menudo tiene
sentimientos de inutilidad, crecen como pueden con una construcción “torcida”
reglas inflexibles, críticas por sus diferencias, castigos por sus errores y
sin experiencia alguna en el aprendizaje de la responsabilidad. Estos niños
tienen el riesgo de desarrollar conductas destructivas contra sí mismos y los
demás. Gran parte del potencial individual se entorpece cuando sucede esto.
Por
fortuna es posible elevar la autoestima del individuo, sin importar su edad o
condición. Debido a que el sentimiento de valía fue aprendido, es factible
desaprenderlos e integrar un nuevo conocimiento en su lugar.
Siempre
existe la esperanza de que cambie la vida, porque tienes la capacidad de
aprender cosas nuevas. Todo depende de nuestra voluntad de aferrarnos a ciertas
actitudes. Los primeros pasos son: conocer que existe la posibilidad de un
cambio y comprometernos a él. Algunos aprendemos con lentitud, pero todos somos
educables.
Cuando
logro reconocer que soy un ser único, con las semejanzas y diferencias de los
restantes seres humanos, dejo de comportarme con los demás y, de ese modo, dejo
de juzgarme y castigarme.
Así
puedo aprender más sobre mí. Muchas personas actúan como si pensaran que la semejanza
crea amor, la diferencia crea diferencia
y dificultades. Con este punto nunca nos sentiremos plenos; siempre
tendremos la sensación de estar divididos. Todos los seres humanos confluyen en
la base de su igualdad y crecen sobre el fundamento de sus diferencias.
Al
respetar todas las partes de la personalidad y tener la libertad de aceptar dichas
partes ponemos los cimientos para edificar la autoestima; si actuamos a la
inversa, estaremos desafiando la naturaleza. Muchos hemos creado grandes
problemas al ser incapaces de comprender que somos seres únicos. En vez de aceptar
esto, hemos de ajustarnos a un molde para parecernos a todos los demás.
Algunos
estilos de criar a los hijos se basan en la comparación y la conformidad, y
esto, casi siempre, provoca una baja autoestima. Un fundamento importante para
la autoestima es la aceptación de
nuestra exclusividad. Es importante que los demás padres de unan en el
descubrimiento de su personalidad.
Quizá
el mayor desafío para los padres será no abrigar prejuicios sobre el niño; en
vez de ello los padres deben aceptar el hecho de que la planta será única en su
especie. Deben recurrir al tiempo, la paciencia y la observación para conocer
al tesoro que ha llegado al mundo.
Puntos
que permiten fortalecer la autoestima de los hijos:
- Aprendan a ser conscientes de sus caricias. Digan al hijo lo que siente.
- Aprendan a tomas conciencia de la expresión de su mirada. Después reconózcala.
- Diferenciar con exactitud entre los acontecimientos que fueron provocados por el niño y los que tienen relación con los demás.
- Cuando tu cónyuge y tú tengan una discusión ambos deben explicar al niño por turnos, lo que está ocurriendo. Esto tiene especial importancia cuando alguno de los dos ha utilizado el nombre del niño. Los bebés no saben diferenciar el contexto del acontecimiento, y el acontecimiento del yo, a menos que alguien le ayude.
- Hablarles directamente: poniéndolos en su nivel visual, utilizando su nombre, sus caricias y una cuidadosa enunciación de los pronombres “yo” y “tú”. Al hacer esto, el padre debe dedicar algún tiempo a centrarse y estar presente para el niño. Esto permitirá el contacto total con el pequeño.
El
efecto más destructor para la autoestima es el producido por los adultos que
avergüenzan, humillan o castigan a los niños a causa de una conducta
inadecuada.
Un
yo amado y valorado aprenderá con facilidad las nuevas conductas. Los adultos
son iniciadores, maestros y modelos de la autoestima.
Si
un día, todos amaneciéramos con una elevada autoestima, nuestro mundo sería muy
distinto. La gente podría tratar a los demás, y así misma, con amor, bondad y
realidad.
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