Sociedades por la Educación en todo el mundo

jueves, 25 de octubre de 2012

"QUE ESPERANZA TAN ALENTADORA"

          
                             La mejor opción que tenemos es la educación, no hay otro camino veámoslo desde dos escenarios: Si aceptamos que la desigualdad es el más grave problema de nuestro país, o bien, si consideramos la inserción de México en el mundo actual, las respuestas pasan inevitablemente por el sistema educativo. Entonces, estamos en serios problemas. El gobierno de Felipe Calderón no da las respuestas adecuadas ante estos desafíos. Le importan poco o nada. y para muestra un botón lo que ocurre en nuestro estado con los Normalistas Los mexicanos y mas en especial nosotros los docentes  no podemos permanecer impasibles ante las políticas que ignoran las necesidades nacionales. Algo hay que hacer, cuando además se trata de un gobierno carente de legitimidad. Calderón no puede ocultar que nos lleva a la ruina, él lo sabe, también lo saben los intelectuales que lo han apoyado, todos lo sabemos. Sin avances en la educación vamos hacia un precipicio.
La culpa es de todos por permitir que esto suceda. México no se lo merece. Somos como una especie de hacienda porfirista, que para su funcionamiento tiene que apoyarse en la ignorancia de los peones, que deben servir a un patrón, rico e ignorante. Así es como nos ven quienes hoy nos gobiernan, así es como quieren que permanezcamos, para continuar impunemente con el saqueo de nuestros recursos naturales, con la explotación de los más pobres. Esta es simple y llanamente nuestra realidad… O una parte de nuestra realidad.
La mejor forma de combatir la desigualdad es la educación, ¿por qué? Porque es una de las vías –de eficacia probada por generaciones– para ascender en la escala socioeconómica. Cada familia lucha por que sus hijos estudien la primaria, secundaria y preparatoria, sueña que algún día serán abogados, médicos, ingenieros o arquitectos, ofrenda la vida en este propósito, son más sabias que nuestros gobernantes.
Todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Pero las puertas están cerradas a nuestros sueños. Hay miles de estudiantes rechazados. Dígase lo que se diga, esto es una realidad innegable cómo es posible: jóvenes que desean estudiar y que son empujados a la nada. ¿Qué clase de país es aquél que abandona a sus jóvenes? Es inaceptable, por falaz, el argumento de que se formarían ejércitos de desempleados. Los mejor preparados pueden inventar o crear sus propias fuentes de ingreso en mejores condiciones que los que se encuentran al margen del conocimiento.
México no tiene la posibilidad para brindar cobertura educativa a los jóvenes que lo solicitan en los niveles secundario y terciario, y al mismo tiempo es incapaz de alcanzar los niveles que se necesitan para enfrentar los requerimientos de una economía globalizada. Parecería que estamos en un callejón sin salida. Y peor lo es aun cuando los protagonistas de la educación se ven envueltos en chantajes y polémicas que no hacen más que  deteriorar la imagen más aun del profesor.
Hagamos los que en verdad asumimos con compromiso y responsabilidad nuestra labor de la docencia de un menester de prestigio y de orgullo, por practicar dicha vocación porque en verdad es lo que se necesita o se pide a gritos en quienes aspiran hacer docentes.
Solamente queda imaginarme en manos de quienes en un futuro no muy lejano podrían quedar mis hijos para su formación, en alborotadores del orden público, en violentadores, en personas de un pensamiento muy cerrado, vaya que es  de preocupar que personas como estas tengan la tutela de la educación. 


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