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jueves, 25 de octubre de 2012

LA HISTORIA DE LA CATRINA QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO


Durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, los dibujos de cráneos y esqueletos acompañados de textos que criticaban de forma burlona la situación del país así como de las clases privilegiadas se volvieron populares entre la población y se empezaron a reproducir en periódicos llamados de “combate”. Entre los grabadores que destacaron con su trabajo de “calaveras” se encontraban Constantino Escalante, Santiago Hernández, Manuel Manilla y, por supuesto, José Guadalupe Posada, quien en sus obras acentuó el carácter festivo y desenfadado del pueblo mexicano. El arte de Posada fue diverso, a través de sus “calaveras” retrató la esencia de los pesares y alegrías del pueblo que vivía grandes diferencias sociales durante el Porfiriato. Actualmente, éstas son relacionadas directamente con el Día de Muertos, sin embargo también representan la interpretación de la vida de la sociedad de aquella época.
Calaveras vestidas con ropas de gala, bebiendo pulque, montadas a caballo, en fiestas de la alta sociedad o de un barrio… todas  para retratar la miseria, los errores políticos, la hipocresía de una sociedad, como es el caso de “La Catrina”. Bautizada originalmente como “La Calavera Garbancera”, José Guadalupe Posada realizó un grabado en metal para criticar a quienes eran conocidos precisamente como “garbanceros”, es decir, aquellas personas que tenían sangre indígena pero pretendían ser europeos, renegando de sus raíces y de su cultura. La calavera de Posada no tiene ropa, sólo un sombrero. Así su autor criticaba a aquellos que querían aparentar un estilo de vida que no les correspondía. No cabe duda de que la obra de Posada influyó en artistas posteriores, entre ellos a Diego Rivera, quien le dio a “La Catrina” el nombre y la forma con que hoy la conocemos. Fue él quien la pintó por primera vez vestida dentro de su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central.
La palabra "catrín" definía a un hombre elegante y bien vestido, el cual iba a acompañado de alguna dama con las mismas características; este estilo fue una imagen clásica de la aristocracia de fines del siglo XIX y principios del XX. Es por ello que, al darle una vestimenta de ese tipo, Diego Rivera convirtió a la “La Calavera Garbancera” en “La Catrina”.
José Guadalupe Posada apuntó: "La muerte, es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera". A pesar de ello, las calaveras que el imaginó y grabó están vivas en el imaginario de México.

1 comentario:

  1. hola Angeles antes que nada un cordial saludo, cuidate mucho y eso de las catrinas muy interesante.

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