Sociedades por la Educación en todo el mundo

miércoles, 24 de octubre de 2012

ANTROPOLOGÍA Y EDUCACIÓN

Compañeros les comparto el siguiente ensayo, me gustaría conocer su punto de vista.

La educación conforma un pilar fundamental en el sostenimiento de toda sociedad, ya que ciudadanos preparados, son buenos ciudadanos. Por ello, es indispensable que la docencia sea una actividad renovadora y consciente. El papel del maestro tiene suma importancia, porque debe ser el constructor de una educación viva, cambiante, que se replantea, se resignifica; y es de los errores y aciertos propios, de los que tiene que aprender. 

En cada momento histórico, la humanidad observa, responde y conceptualiza de distinta manera aquellos acontecimientos surgidos como respuesta a premisas planteadas para explicar el por qué de lo que acontece. En estas preguntas y respuestas se engloba la educación y la cultura como medio y fin de alcanzar la explicación de esos hechos. De ahí parte la importancia del análisis de temas como los anteriormente mencionados en el afán de comprender la utilidad pedagógica de trabajar con una visión de respeto, tolerancia y reconocimiento a la cultura de grupos sociales o alumnado diferente al del grupo mayoritario, precisamente con la visión de nuestra práctica docente en tiempos posteriores. 


El estudio de la Historia de la humanidad, de sus diversos ámbitos, nos proporciona una comprensión, por más avanzada más precisa y ajustada a la realidad de las leyes del desarrollo social. Esta comprensión nos permite intervenir conscientemente y eficazmente en nuestro propio desarrollo como seres humanos. 


A lo largo del tiempo y de la historia se han tenido diversas concepciones sobre distintos temas de interés, como lo que es educación y cómo se debe educar; qué es cultura, qué la determina, etc. Es decir, las pautas en todo momento las otorga el contexto histórico que se está viviendo. Es por ello que como seres humanos debemos estar siempre abiertos a seguir aprendiendo, adquiriendo los conocimientos que nos permitan obtener un cambio positivo en nuestro actuar, en la idea de la búsqueda del desarrollo personal de cada uno de los sujetos inmersos en este proceso. 

Es necesario señalar la forma en la cual las diversas manifestaciones culturales de una época a la otra sólo se conjugan para enriquecer una diversidad cultural. No hablamos de una supresión sino de una conjunción de elementos que dan por resultado toda una civilización. En palabras llanas, los procesos históricos están determinados por características de esa época, de las cuales algunas prevalecen, otras se modifican o simplemente cambian. 

Aquellas características que prevalecen, con ciertas modificaciones y ajustes al momento histórico vivido se pueden englobar en una sola palabra, que es Cultura, entendida como ese conjunto de todo aquello que el hombre realiza en cada momento histórico; y la forma cómo las sociedades se manifiestan en cada época. 

La Educación, como la cultura son manifestaciones que se han ido transformando a lo largo de la historia y el tiempo. La idea inicial de educar ha ido cambiando de acuerdo a las necesidades y prioridades que la sociedad ha determinado. 


A través del estudio de la Historia, podemos ver la ideología predominante en cada una de las sociedades de cada momento histórico; las repercusiones que tiene cada forma distinta de pensar en la educación, en la familia, en la política, en la economía, etc. 

Cada sociedad responde de forma distinta a acontecimientos similares pero determinados precisamente por los hechos acaecidos en ese momento. Es necesario visualizar que hay características que prevalecen con ciertas modificaciones de acuerdo a las necesidades vividas, tal es el caso de la educación. Nos referimos a periodos históricos muy diversos, pero que definitivamente comparten un mismo eslabón. La vida completa de la humanidad involucra referirnos a toda una filosofía. 

Las nuevas exigencias de la sociedad –entendiendo que la sociedad es parte del contexto-, es el hecho de que seamos agentes de cambio. El propio contexto es el que no lo reclama. 

La Antropología como la ciencia que estudia al hombre en su totalidad, tiene una gran importancia y relevancia para comprender la diversidad cultural con la que nuestro país cuenta en el hecho de la aceptación de que cada persona, cada sociedad posee características diversas y propias que las identifica; y atendiendo al término de relativismo cultural, nos percatamos de que todo cuanto nos rodea es relativo; todo depende de la forma de cómo los integrantes de cada sociedad perciben la realidad, tal vez distinta, igual o parecida a como nosotros la percibimos y captamos. 

Para ejemplificar de forma más sistemática lo anteriormente citado, de manera personal, en breve describiré parte de la realidad que en mi persona estoy viviendo. La de la voz vivo en un pueblo de mediana población llamado Unión de Tula ubicado en el estado de Jalisco. Es una población sumamente tradicionalista, con costumbres muy arraigadas; su población se dedica preponderantemente a la agricultura y ganadería. Se ubica mi pueblo en la Región Costa Sur, a una hora aproximadamente de distancia se encuentra el inicio de lo que llaman Puerta de la Costa. Después de este preámbulo, la idea central es precisamente abordar la pluralidad cultural que puedo percibir como integrante de este conglomerado social y de ahí se puede advertir claramente lo mencionado. A pesar de que Unión de Tula se encuentra tan a corta distancia de la zona costera del estado, las costumbres y tradiciones son muy distintas. Desde la forma de hablar, de vestir, la comida; la forma de pensar y de actuar. En mi pueblo existe aún un “conservacionismo” imperante, tradiciones y costumbres muy arraigadas. En la zona costera esto cambia completamente a una visión más “liberal”, en la idea de que estoy cayendo en el etnocentrismo, al referir estos términos. A simple vista, se puede advertir un pluralismo cultural extraordinario y que desafortunadamente aún no logramos comprender como tal, para efecto de que respetemos las formas de ser, actuar y pensar de cada sociedad. 


La educación es un proceso complejo, tanto individual como colectivo. Se identifica con aquellas acciones que llevan al individuo a producir un conocimiento que le permita comprender, accionar, interaccionar y transformar el medio en donde se desarrolla. Se refiere a provocar un cambio positivo, bien planeado, con propósitos, metas y acorde a los requerimientos de un tiempo y un espacio, pero sobre todo con la idea de respeto a una diversidad cultural existente, y que nosotros como futuros docentes debemos inculcar en los que serán los actores de una realidad ya presente. 


Por todo lo anterior, es posible que veamos las deficiencias de la escuela y su aplicación en cada momento histórico, así como los resultados positivos y negativos que se han venido modificando para lograr una verdadera educación integral La ciencia y la tecnología avanzan a pasos agigantados, cosa que no ha ocurrido con la educación. Hoy en día, contamos con reformas curriculares que sólo cambian la nomenclatura de los términos empleados. Además, existen planes de estudio al vapor, creados en un escritorio por personas, que en la mayoría de ocasiones desconocen sobre educación. Es primordial que reconozcamos que existe un fracaso escolar, urge una reforma en la escuela mexicana y esa reforma debe ser de raíz, atendiendo sobre todo al respeto a la pluralidad de ideas, de formas, de acciones, y sobre todo conocer la importancia de los procesos de endoculturación. Desafortunadamente, al desconocer o no respetar la pluralidad cultural, creemos que lo que a nosotros se nos ha inculcado es lo cierto y no existe ninguna otra realidad. La educación se ha convertido al contrario de lo que debería ser sólo en un agente del proceso de aculturación, olvidando que existen raíces culturales de cada individuo que lo identifica. El respeto a la pluralidad cultural en el salón de clases es el pilar fundamental que debemos propiciar como futuros docentes. Incorporar los elementos culturales que cada individuo ya posee con los nuevos elementos, pero sin perder los primeros. 

Los tiempos cambian y las exigencias educativas también. El nuevo desafío es ayudar a aprender, más que enseñar. Educar no sólo para la escuela, sino para la vida, en el afán de ser y no sólo hacer. 

El país requiere personas educadas. Una de las claves para lograrlo, se encuentra en cada maestro. Bien es cierto que no se cuenta con los materiales, ni el medio es favorable para educar, pero es necesario seguir educando, en toda la extensión de la palabra. Más que con buenos deseos, se educa con un trabajo profesional y científico, acorde a los tiempos, lugares y condiciones; con respeto y tolerancia a la diversidad de ideas y formas de ser y actuar. 

Es tiempo de que se dejen falsos paradigmas con los que fuimos educados. Son otros tiempos y la niñez lo vale. Transformar la práctica desde nuestro campo de acción, para elevar la calidad de la educación. Integrar contenidos temáticos que concienticen a los alumnos sobre la importancia del respeto a la forma de ser, pensar y actuar de cada individuo. 


La educación pretende la formación del hombre, por ello las funciones educativas no se conciben como simples actividades, sino como una estrategia valiosa y digna del hombre. Funcionalidad, entonces, es la certeza que la educación es un proceso. La educación es el más adecuado medio para llegar a constituir al hombre como persona individual, o para integrar a la humanidad como protagonista de la historia, siempre con el respeto a la pluralidad del otro. 

La educación es un proceso intencionado que tiene como tal un objetivo y una meta señalada. La formación humana es fomento y desarrollo de todas las posibilidades del hombre. El proceso educativo es el cumplimiento gradual y ordenado de pequeñas finalidades, que se van sobreponiendo, que no pueden pensarse como autónomas o aisladas, porque siendo etapas de una meta común, una a una se mejoran e enriquecen. La educación es un trabajo constante de perfección humana. 

La educación es la realización sucesiva de los fines. En cada hombre se realiza de distinta manera y los fines que se cumplen son diferentes. Dichos fines son parciales y comunes. Parciales porque se realizan de forma gradual; y comunes porque se cumplen en todos los individuos. La vitalización es el primer esfuerzo que la educación realiza en bien del educando. Después planea su socialización. La profesionalización es la siguiente meta educativa. 

La educación se propone hacer de cada hombre un individuo, en el cual se haya realizado toda su potencialidad cultural. La persona es un refinamiento del individuo, es una integración posterior a la mera individualidad, integración que proviene, no de los efectos de la herencia, sino de los resultados de la educación, pero una educación basada en el respeto a la forma de ser, pensar y actuar de los demás. 

Las metas educativas se proponen lograr la integración de la persona del educando, a través de la formación. El valor de la educación consiste en hacer realidad el equilibrio entre la capacidad personal de asimilación y la incorporación a la persona de las dignidades humanas que la habrán de superar y enaltecer. 

Nuestra realidad actual, exige personas autónomas, reflexivas, críticas y con herramientas que les permitan seguir superándose, capaces de desenvolverse en situaciones y contextos diversos. Frente a esta necesidad, la actual escuela básica mexicana, produce alumnos obsoletos ante las situaciones de la vida. 


La escuela debe tener un proyecto formativo integral y en realidad es una instancia de capacitación superficial. Esto es verificable en la deficiente aplicación que los alumnos hacen de las matemáticas de la escuela en la vida diaria; en la producción de textos de escuela, sin ninguna función social; a los conocimientos adquiridos mecánicamente en las diferentes ciencias, y padecer de alcoholismo, drogadicción, enfermedades venéreas, embarazos no deseados… en fin, un sin número de situaciones que se aprenden en la escuela y que se quedan ahí.

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