“El objeto de la
educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser
gobernados por los demás.” Herbert Spencer
AUTOR: GERMAÍN HUATO ÁLVAREZ
En el presente trabajo intentaré
desarrollar de manera coherente y lógica, con la notoria dificultad que esto
implica, una postura que refleje mi sentir acerca de la tan laureada por unos y
vapuleada por otros, Educación basada en competencias.
Cabe señalar, que al momento de construir
este discreto esfuerzo reflexivo para nada pretendo convencer a mis compañeros
y/o profesores acerca de lo que deben o no pensar respecto a este polémico tema,
lo único que busco es generar una línea de debate, interna y externa, que nos
permita (re)plantear nuestra forma de pensar, asentar nuestros ideales para
poder así, ejercer un juicio mucho más elaborado, fuerte, lógico y crítico, lo
cual nos conducirá de manera inexorable a potencializar nuestra panorama, no
solamente en el aspecto educativo, sino de forma integral y con la firme
intención de crear una visión propia del mundo que nos rodea.
Ahora bien, es importante puntualizar
que mi perspectiva respecto al tema de la educación por competencias es
bastante parcial, dado que mis padres son profesores, simpatizantes y
militantes activos dentro de la C.N.T.E. (no confundir con la S.N.T.E.), lo
cual ha influido de manera trascendental en mi forma de pensar.
La firma de la Alianza por la Calidad Educativa (A.C.E.), supuso un conjunto de
reformas que habrían de modernizar el sistema educativo del país, y a su vez,
ponernos a la par de naciones altamente industrializadas tales como Estados
Unidos, Japón, Francia, Alemania, por mencionar solo algunas.
Hasta el momento todo parece ir bien,
los objetivos, en términos generales, suenan lo suficientemente atractivos como
para rechazarlos “así por que si”. Sin embargo, es necesario hacer un análisis
más profundo respecto al tema, encontrar el trasfondo político, económico y
social.
““En el proyecto DeSeCo (Definition and Selection of
Competencies) de la OCDE, encargado de definir y seleccionar las competencias
consideradas esenciales para la vida de las personas y el buen funcionamiento
de la sociedad, se define el término competencia como “Capacidad de responder a
demandas complejas y llevar a cabo tareas diversas de forma adecuada. Supone
una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores
éticos, actitudes, emociones y otros componentes sociales y de comportamiento
que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz”.””
En el párrafo anterior, se expone la definición de
competencia según la OCDE. Esta nos dice, de forma bastante ambigua, que es una
capacidad de responder a demandas y tareas complejas, lo cual se combina con
habilidades, conocimientos, valores éticos, emociones, etcétera y que en su conjunto
se traducen en acciones adecuadas y eficaces. Lo dicho anteriormente me hizo
reflexionar y llego la conclusión de que esto es una total contradicción, ya
que según la RAE una competencia
genera disputas, contiendas, rivalidades u oposiciones entre personas y
empresas, pero jamás promueve o atiende, por ejemplo, a los valores éticos, y
ya una de los ejes dentro del capitalismo nos indica que hay que minimizar los
costos y maximizar los beneficios, sería difícil pensar que las empresas
más importantes y poderosas del mundo son “honradas, generosas, solidarias o
éticas” por mencionar solo unos ejemplos.
Así mismo en el acuerdo 444, dentro del primer párrafo de
los considerandos nos habla de “…la necesidad de actualizar los programas de
estudio, sus contenidos, materiales y métodos para elevar su pertinencia y
relevancia en el desarrollo integral de los estudiantes y fomentar en éstos el
desarrollo de valores, habilidades y competencias para mejorar su productividad
y competitividad al insertarse en la vida económica.”
Al igual que en el ejemplo que expuse
con anterioridad, este extracto del texto nos habla con términos utilizados de
manera demagógica, ya que su única finalidad es la de dotar a la elite
empresarial con mano de obra capacitada para obedecer y cumplir con las
exigencias de los procesos productivos actuales.
Todo lo anteriormente expuesto me
conduce de manera inequívoca a la firme idea de que la educación por
competencias es, en términos generales, negativa para la realidad que vive
nuestro país, dadas las precarias condiciones en que vive buena parte de la
población. Es imposible pensar que un alumno pueda “aprender” cuando carece de
las más elementales garantías individuales, las cuales están sustentadas en el
ordenamiento máximo de esta nación, y por ende, es responsabilidad absoluta del
Estado el salvaguardar dichos preceptos para bien de la sociedad en general.
La crisis educativa del país, no es un
problema aislado o unidireccional como se nos quiere hacer ver (maestros y/o
autoridades incompetentes), es un problema que asciende hacia las altas esferas
políticas y empresariales, ya que son ellos quienes “recomiendan” realizar las
reformas, no solo educativas, sino laborales, energéticas, de seguridad y en
general, toda clase cambios que propicien y fructifiquen no solo en cuanto a
recursos económicos, sino hacia la obtención del poder necesario para someter,
castigar, manipular o peor aún, hacerle creer a la población que en verdad son
los dueños de su propio destino.
Es así que la “calidad” en la
educación, implica más, mucho más que el simple hecho de prepararnos para la
vida laboral y social, ya que eso más que educar sería instruir. La educación,
desde mi punto de vista, debe ser la llave que nos abra las puertas del
conocimiento, de la razón, de la democracia, de la honestidad, de la
solidaridad, del respeto, de la paz, del amor, de la felicidad…
CITAS DE INTERNET
Felicidades, muy buen trabajo
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