EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS COMO UN INSTRUMENTO CONTRA EL FRACASO ESCOLAR
En la actualidad, diversos estudios han mostrado que la escuela no ha cumplido con la función social que le corresponde: brindar una educación integral. El común denominador de los últimos planes de estudio, es la saturación de información que debe transmitirse a los alumnos. Sin embargo, no dan la posibilidad de encontrar en ella una aplicación práctica. Precisamente de ahí derivó la inquietud personal de conocer cómo la Educación, sin tener aún una práctica profesional, venía decayendo poco a poco. Es decir, lo que se enseñaba en la escuela no tenía una utilidad en la vida diaria. De ello trataré de abordar en las siguientes líneas. Ver
Por ahora, la única alternativa para medrar este fracaso, es el hecho de construir competencias desde la escuela y para la vida. Estas competencias permitirán al individuo contar con las herramientas básicas para enfrentarse a un mundo de competitividad, lleno de problemas y oportunidades. Hablamos entonces de que la escuela no es ya sólo una entidad discursiva, sino formativa. los parámetros con los que, de manera particular, fui educada ya no cumplen en la actualidad con las necesidades primordiales de la vida. Y no es que ya no necesitemos de única y exclusivamente de la teoría, sino que se requiere de una conjunción entre teoría y práctica; que la primera sirva de sustento a la segunda. Ver
Sin embargo, surgen problemas que traban una educación basada en competencias. Los frenos de un trabajo escolar basado por las competencias, están enmarcados por la resistencia al cambio, por un menor control del conocimiento medible y por la necesidad urgente de un cambio curricular de fondo. A medida que fui conociendo las "famosas" competencias en la Educación, me dí cuenta que no se trata de algo nuevo, sino de aquello que sólo faltó darle un giro para lograr que fuera útil. Las competencias no sólo se aplican, o las aplicamos en la educación, sino en cada campo y espacio de nuestro quehacer como seres humanos. Ver
Nuestra realidad actual, exige personas autónomas, reflexivas, críticas y con herramientas que les permitan seguir superándose, capaces de desenvolverse en situaciones y contextos diversos. Frente a esta necesidad, la actual escuela básica mexicana, produce alumnos obsoletos ante las situaciones de la vida. De ahí que las competencias juega un papel preponderante.
Por principio de cuentas, tenemos la inflación de los programas, que ha traído consigo un mundo de propósitos y contenidos desarticulados, que es para el alumno difícil hacer una conexión con su entorno. La escuela es repartidora de saberes sin utilidad ni aplicación. Ver
La escuela debe tener un proyecto formativo integral y en realidad es una instancia de capacitación superficial. Esto es verificable en la deficiente aplicación que los alumnos hacen de las matemáticas de la escuela en la vida diaria; en la producción de textos de escuela, sin ninguna función social; a los conocimientos adquiridos mecánicamente en las diferentes ciencias, y padecer de alcoholismo, drogadicción, enfermedades venéreas, embarazos no deseados… en fin, un sin número de situaciones que se aprenden en la escuela y que se quedan ahí.
Frente a este fracaso escolar, una solución posible es el desarrollo de competencias. Por todo lo anterior, es posible que veamos las deficiencias de la escuela, deficiencias de las que todos los que participamos directa o indirectamente en el Sistema Educativo somos culpables. La ciencia y la tecnología avanzan a pasos agigantados, cosa que no ha ocurrido con la educación. Hoy en día, contamos con reformas curriculares que sólo cambian la nomenclatura de los términos empleados. Además, existen planes de estudio al vapor, creados en un escritorio por personas, que en la mayoría de ocasiones desconocen sobre educación. Es primordial que reconozcamos que existe un fracaso escolar, urge una reforma en la escuela mexicana y esa reforma debe ser de raíz. Ver
Los tiempos cambian y las exigencias educativas también. El nuevo desafío es ayudar a aprender, más que enseñar. Educar no sólo para la escuela, sino para la vida.
Es difícil romper con los esquemas característicos de la educación, pero la reflexión sobre lo que se hace, permite reconocer algunas de las situaciones no favorables en la tarea de enseñar. Debido a estas características de la práctica docente, se opta por la aplicación de las competencias como factor preponderante en esta labor, con el propósito de promover los aprendizajes significativos en la impartición de la educación a través del trabajo cooperativo, como un elemento transformador de la práctica educativa. Con este fin, se establecen los propósitos a lograr, las estrategias y las actividades, los materiales y los instrumentos y criterios de evaluación.
Es necesario, cuando se desea transformar la práctica, reconocer que las prácticas docentes pueden proyectarse a la mejora. También, para lograr que los cambios que se replanteen sean los adecuados, es necesario retomar bases teóricas y no solamente aquellas que vienen de la experiencia -el mundo del maestro está lleno de buenas intenciones, que en muchas ocasiones no educan-. Esta transformación es compleja, pero necesaria. Me he convencido, o mejor dicho he adquirido los conocimientos y herramientas necesarias para aseverar que una Educación basada en competencias es la mejor forma de educar a nuestros alumnos para enfrentar los retos que la vida les depara.
BIBLIOGRAFÍA
Perrenoud, Philippe (2003). Construir competencias desde la escuela. 2ª edición. Editorial J.C. Sáez, Chile.
Plan y Programas de estudio de Educación Primaria. (1993). SEP, México.
Servín, Jorge (1999). Entrevistas sobre educación. 1ª reimpresión. Plaza y Valdés Editores, México.
Tu escrito se enfoca a explicar lo que son las competencias pero faltó expresar tus experiencias con ellas
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